INSANIDAD MENTAL
Es “nosotros”. Es el “yo”. Es lo
que nos define y básicamente nuestro propio ser, al margen de cualquier
condición física. Y sin embargo, es lo más fácil de perder y más aún de
denostar en la poca importancia que se le da. La mente y sus resquicios
psicológicos es, de lejos, el mayor misterio de la humanidad, tanto por la
forma en que ésta evolucionó dentro de la capa de calcio, venas, sangre y
neuronas que conforman el cráneo y el cerebro que guarda de forma celosa, como
la idea, traída gracias al siglo XXI y a las redes sociales (como el caso de
Eben Alexander, que ojalá un día se lleve al cine), de que tal vez el cerebro
solo sea un receptor de nuestra conciencia, como un Wi-Fi natural recibido
desde quién sabe dónde. Pero, tanto en un caso como en otro, los peligros del
raciocinio humano, o más concretamente la desviación de este al ceder a los
abismos de la locura, es algo que ha dado para mucho en el cine. Desde Jack
Nicholson metido en un psiquiátrico en Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco
[Milos Forman, 1975] hasta un paranoico y paranoide Russell Crowe en Una Mente
Maravillosa [Ron Howard, 2001], pasando por Mia Wasikowska en Maps to the Stars
[David Cronenberg, 2014] un neurótico Harrison Ford en La Costa de los
Mosquitos [Peter Weir, 1986], y un extrañamente amnésico Guy Pearce en Memento
[Christopher Nolan, 2000], todas ellas son un buen ejemplo, entre muchos otros,
que de delirar (delirio = salir del lirio, el surco del arado en un huerto) y
escapar de lo convencional puede ser perjudicial en un mundo que no tolera la
disparidad de ideas. Desde comedias al estilo de Una Pandilla de Lunáticos
[Howard Zieff, 1989] a dramas como The Imitation Game (Descifrando Enigma)
[Mortem Tyldum, 2014], la locura es un abismo al que es difícil no mirar para
descubrir cómo somos realmente. Y si no, que se lo digan a Sam Neill en En la
Boca del Miedo [John Carpenter, 1994].
Nº De Serie: NC/TCM/00438. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 27 de febrero de 2017.
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