DOLOR
La vida es dolor. Pero eso no es necesariamente algo malo. En un mundo de redes sociales y de modas virales donde todo tiene aspecto de “happy pandi”, el dolor y la tragedia parecen haberse convertido en una especie de tabú o de algo que les pasa a otras personas, algo que, nunca mejor dicho, solo se ve en el cine y la televisión. Y tanto en uno como en otro, es moneda común ver a personas que, incapaces de aceptar y/o soportar el dolor, acaban cometiendo errores muy graves: un chico que perdió a su hermano busca venganza en la chica que recibió su corazón, un padre cuya hija fue asesinada intenta matar por su cuenta al asesino, una mujer que decide asesinar a cuanto delincuente se le pone a tiro por la muerte de su novio...y así, en una eterna espiral de violencia que, precisamente, está marcada por el dolor. Tan inevitable como un amanecer, dicha angustia vital puede, bien usada, convertirse en un arma para mejorar la vida de los demás, de evitar que sufran como otras personas pueden sufrir, a pesar de que en series policíacas como Caso Abierto [2005], Sin Rastro [2002], CSI [2000] se ve todo lo contrario (sin olvidarse de películas como La Extraña que Hay en Ti [Neil Jordan, 2007], Cruzando la Oscuridad [Sean Penn, 1995] y Ojo por Ojo [John Schlesinger, 1996]). Si no se hace algo constructivo con él, el dolor solo servirá para hacer algo destructivo, simple y llanamente, y tal como gritaban en Snake Eyes (Ojos de Serpiente) [Brian De Palma, 1998]: “Ya llega el dolor, amigo. ¡Llega el dolor!”, éste siempre acaba presentándose de una u otra forma, como un mazazo que sirve para despejar dudas y aclarar las prioridades de lo que es importante en la vida y qué hacer con ella. Sin ello, no existe la compasión, pues la única forma de comprender a otra persona pasa por comprender el sufrimiento ajeno partiendo desde el propio. Porque la vida es dolor. Pero eso no es necesariamente algo malo.
Nº De Serie: NC/TCM/00403. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Viernes, 27 de enero de 2017.
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