JOHN HURT, Y UN PECHO REVENTADO
Pocos actores pueden disfrutar de la categoría de “camaleónicos”. Pero John Hurt podía decir que lo era hasta límites insospechados. Dueño de una cara y una fisonomía peculiares y en principio poco atractivo para hacer de galán de cine, eso no le impidió desarrollar una carrera extensiva a cinco décadas en las que tocó todos los palos habidos y por haber. Papeles suculentos como el del desdichado John Merrick en El Hombre Elefante [David Lynch, 1980], un televisivo fabulista en El Cuentacuentos [1987] y otro televisivo Calígula en Yo, Claudio [1976] son tan espléndidos como Winston Smith de 1984 [Michael Radford, 1984] o al Stephen Ward de Escándalo (El Caso de Christine Keeler) [Michael Caton-Jones, 1989]. Británico hasta la médula, Hurt se las arregló a las mil maravillas para ser un actor solicitado, intenso hasta lo insoportable y fabuloso sin importar que le tocase el bueno, el malo o el loco de turno. Su amor por el séptimo arte y por un trabajo que siempre le reportaba enormes beneficios en carisma y categoría (el dinero ya va implícito), drama, comedia y terror demostraron tener tan pocos secretos como el fantástico, en la piel del vendedor de varitas mágicas Garrick Ollivander en la saga de Harry Potter o una copia magnífica, detestable y futurista del más extremista Adolf Hitler llamado Adam Sutler en V de Vendetta [James McTeigue, 2005]. Pero, y por encima de todo, es a finales de los 70 cuando Hurt logra el papel de su vida, irónicamente, por morir a manos de una criatura que le revienta su pecho al principio de Alien, el Octavo Pasajero [Ridley Scott, 1979], uno de esos iconos del cine para la eternidad. Su muerte repentina, visceral, sangrienta y brutal (de las que los otros actores nada sabían, de ahí que su sorpresa parezca real: lo era), corona a un actor al que el cáncer se lleva a los 77 años. Y como se les decía a los antiguos reyes: ¡John Hurt ha muerto!. ¡¡VIVA JOHN HURT!!.
Nº De Serie: NC/TCM/00404. Escrito Por: The Cineman.
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