MISTERIO
Apenas ocho letras (siete si se
descuenta la “i” por estar repetida) crean una palabra tras la que, simple y
llanamente, se oculta el universo entero. O, en palabras del genio de la física
Albert Einstein, «sólo hay dos maneras de vivir tu vida. Uno de ellos es como
si nada fuese un milagro. La otra es como si todo fuera un milagro. Yo prefiero
creer que todo es un milagro». Y es que el misterio y el milagro poseen la
misma cualidad bajo la cual lo que se da por imposible se convierte en
realidad. Una imposibilidad que el cine ha tratado de todas o casi todas sus
formas, desde ángeles a demonios sin olvidarse de fantasmas, criaturas
terroríficas o extraterrestres, pero que también tiene su espacio pequeño para
universos alternativas, viajes en el tiempo, clonaciones y conspiraciones
gubernamentales, mutaciones variadas y hasta todo tipo de poderes sobrehumanos
por parte de gente de a pie que deciden usarlos para proteger al ciudadano de a
pie. Desde futuros extravagantes al pasado más remoto e incógnito, el misterio
llega a estar presente incluso en el día a día sin que la gente sea consciente
de ello: saber quién llama antes de mirarlo en el teléfono, percibir la muerte
de un ser querido a kilómetros de distancia o entrar en una habitación por
primera vez pero moverse por ella como si se hubiese estado allí antes, por
cotidianos e inofensivos que parezcan, solo son complemento último de un mundo
intrínseco en el que ser el humano tiene una posición incierta y bastante más
pequeña de lo que parece frente a unas fuerzas, energías y/o seres que tal vez
sean más antiguos que los dinosaurios. Y entre todos ellos, tal vez ningún
misterio más intrigante que nuestra propia existencia con nuestra apariencia y
modo de pensar al ignorar cómo o porqué llegamos a ser como somos. De ahí que
el cine recoja el testigo para ofrecer algún tipo de respuesta. Porque Einstein
tiene razón sobre lo del milagro.
Nº De Serie: NC/TCM/00452. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Domingo, 12 de marzo de 2017.
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