X: ¿NECESIDAD O NEGOCIO?
Una de las consecuencias más
interesantes y dignas de estudio del surgir de Internet es la masificación del
mundo del cine X, al extremo de que, marginal como lo era en décadas anteriores
como en los 60 y 80, los 90 (y sobretodo el siglo XXI) lo reciben con los
brazos como una industria que crece hasta ser la segunda a nivel mundial, solo
superada por los videojuegos. Las millones de webs dedicadas al mundillo y la
cantidad de profesiones y amateur que pasan las horas explotando el negocio no
hace si no crear una cuestión preocupante tanto social como psicológica: ¿es el
porno una necesidad, o solo un negocio?. Dado que el sexo es el motor de gran
parte de la maquinaria de venta que se usa en el mundo (mismamente en ferias de
coches, con señoritas explosivas al lado de los coches, o competiciones como
baloncesto y fútbol americano en donde las animadoras agradan al público en
vestidos algo cortos de talla y haciendo toda clase de piruetas), el porno ha
pasado de estanterías ocultas y privadas en videoclubs, a estar a golpe de
click en cada casa del mundo que posea un ordenador con conexión a Internet. Un
tipo de cine que bien usado podría aliviar frustraciones diarias, pero que
llevado al exceso (y muy dudoso es que alguien sepa cuando decir “basta”), hace
que de la necesidad se pase a una obsesión peligrosa, especialmente en
adolescentes cuyas nociones de sobre sexo sean limitadas o no bien entendidas.
E incluso si dicha campaña de globalización de los pornográfico fuese hecha a
propósito (con quien sabe qué perverso propósito), lo que sí es cuestionable y
razonablemente preocupante es una sociedad de padres, traumatizados en sus
épocas infantiles para hablar de ello, viven con unos hijos que tal vez les den
mil vueltas en experiencia, pero no en la madurez de asimilarla debidamente. Y todo,
mientras el porno sigue llegando a todas las casas del mundo con conexión a
Internet.
Nº De Serie: NC/TCM/00420. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Jueves, 9 de febrero de 2017.
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