Vista En: Cines Odeón (Corvera), domingo 3 de
septiembre de 2017.
Título Original: American Made.
Director: Doug Liman.
Guión: Gary Spinelli. Género: Comedia.
Música: Christophe Beck. Fotografía: César Charlone.
Decorados: Kelley Burney. Vestuario: Jenny Gering.
Productoras: Vendian Entertainment, Imagine Entertainment,
Quadrant Pictures y Cross Creek Pictures. Presupuesto: ±80.000.000 $.
País: USA. Año: 2017. Duración: 115 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Tom Cruise
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Barry Seal
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Domhnall Gleeson
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Monty Schafer
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Sarah Wright
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Lucy Seal
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Caleb Landry Jones
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JB
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Jayma Mays
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Dana Sibota
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Alejandro Edda
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Jorge Ochoa
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Mauricio Mejía
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Pablo Escobar
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Alberto Ospino
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Manuel Noriega
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Tony Guerrero
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Federico Vaughan
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Jed Rees
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Louis Finkle (Snowbird #1)
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Jayson Warner Smith
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Bill Cooper (Snowbird #2)
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Mark McCullogh
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Peter Duboix (Snowbird #3)
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: A finales de los 70, Barry Seal es un piloto
comercial reclutado por la CIA para misiones de reconocimiento en Centroamérica.
Aceptando una oferta del Cártel de Medellín de Jorge Ochoa y Pablo Escobar,
Seal transporta droga de Colombia a USA, a la vez que lleva armas a la contra
nicaragüense, poniéndole en el punto de mira tanto del FBI como de la ATF y la
DEA.
Crítica: Trepidante reconstrucción de la biografía de
Barry Seal con el que el realizador de The Bourne Identity: El Caso Bourne
[2002] y Al Filo del Mañana [2014] entre otras vuelve a verse las caras con un
Tom Cruise derrochante de carisma a raudales, abandonando las heroicidades de
sus misiones imposibles para derribar el sueño americano a martillazos,
acompañado por un elenco de secundarios de órdago (el inicio, con Seal
demostrando su hastío de lo que se supone es el éxito de una profesión y una
posición privilegiadas, preludio de un adicto a la adrenalina dispuesto a
traficar con todos y con todo; Wright y Landry Jones, ella la típica esposa que
desconfía de su marido y él el eterno perdedor/delincuente con “problemas”
escrito en la cara; Schafer, desatado, pletórico, vibrante: Gleeson prueba que
se puede trabajar con Cruise y no ser eclipsado en el intento). De punta en
blanco en cuanto a la ambientación y a banda sonora, así como a su fotografía y
montaje, Barry Seal: El Traficante es una gozada que no versa tanto en la vida
de un hombre codeado con las altas esferas del poder y la corrupción {que
también} como en los tejemanejes de un gobierno en busca de crear guerras para
financiar operaciones militares, llegando a límites de surrealismo total
(Schafer, montando un campamento en pleno Arkansas para entrar a una contra
nicaragüense poco interesada en la guerra; Seal, viéndose detenido por varias
agencias federales a la vez: una brutal puya a la descoordinación
gubernamental; la fortuna acumulada por Seal, ejemplo de una avaricia sin
límites y de cómo ganar un dinero imposible de gastar en una sola vida).
Brillante incluso en los detalles más simples (Seal hablando a cámara, a modo
de narrador), Liman hace de su proyecto un caso claro de delirio
cinematográfico hecho película partiendo de una historia real que parece
ficción y resulta no serlo. Una diversión de lo más salvaje.
La Puntilla: ¿Quién necesita héroes como Ethan Hunt,
cuando en la vida real gente como Barry Seal es más interesante en su
ambigüedad?.
Mi
Valoración
★★★★★
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