Vista En: Youtube, sábado 1 de abril de 2017.
Título Original: Big Buck Bunny.
Director: Sacha Goedegebure.
Guión: Sacha Goedegebure. Género: Animación.
Música: Jan Morgenstern. Dirección Artística: Andreas Goralczyk.
Productoras: Blender Foundation y Peach Open Movie Team.
Presupuesto: ±150.000 € (±233.000 $).
País: Holanda. Año: 2008. Duración: 10 minutos. Color.
Voces Originales:
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Personajes:
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[Inexistente]
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Buck es un enorme y bonachón conejo que se
despierta en su madriguera y sale a disfrutar de la primavera. El problema
lleva cuando tres pequeñas y maliciosas ardillas, Gimera, Frank y Rinky, no
solo la emprenden contra él si no contra otros seres del bosque. Esto lleva a
Buck a prepararse para vengarse contra las ardillas y hacerles pagar por lo
ocurrido.
Crítica: Surrealista cortometraje con un insólito
personaje de protagonista, un conejo sobredimensionado que parece inspirado en
la versión más afable y bonachona de John Goodman, tanto por altura como por el
gran sobrepeso, y tres ardillas (o dos ardillas y un ratón de campo), que
parecen una revisión de los tres sobrinos del pato Donald pero cambiando sus
aires traviesos por una manifiesta maldad (Buck, siendo abordado por ello a
base de lanzamiento de toda clase de frutos secos directos a su cabeza, algo
que duele solo de verlo; el colorido y diseño del bosque, convertido por Buck
en una serie de trampas para frenar el avance de sus pequeños enemigos, a cada
cual más divertida; el pulido de los efectos digitales por ordenador, no
especialmente brillante aunque sí lo bastante bien hecho para no caer en
despropósitos absurdos). El debut en la dirección de Sacha Goedegebure es un
trabajo que pilla muy a su manera parte de la historia de Depredador [John
McTiernan, 1987] para hilar una comedia bien realizada y ejecutada, donde su
par de sorpresas permiten crear una narración fluida llena de diversiones (uno
de los roedores enemigos de Buck, librándose por la mínima de casi todas las
trampas: la aparición del propio conejo solo sirve para enfatizar su sentido
del humor; Gimera, líder de la banda, intentando acabar con su bonachón adversario,
sin darse cuenta de lo que le espera si decide tocar suelo: peliagudo de
necesidad; sus últimos segundos, revelando el destino final de Gimera). Un
trabajo bastante pulcro en su visionado y honesto en sus intenciones, que solo
intenta hacer pasar un buen rato al espectador y hacer hincapié también en lo
peligroso de meterse con los bonachones y sacarles su lado guerrillero. Una
historia a veces algo incómoda (Gimera, matando de una pedrada a una mariposa),
que revalida que donde las dan las toman. Y que no hay que fiarse de conejos
gigantes.
La Puntilla: Por cada un bonachón que solo desea vivir en
paz, siempre va a habrá tres macarras dispuestos a amargar el día.
Mi
Valoración
★★★★★
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