MIEDO CONTROLADO, MIEDO INCONTROLADO
Las películas de terror,
precisamente por su condición, no son reales. Y todo el miedo que puedan
generar, por tanto, entraría en la categoría de “miedo controlado”. A fin de
cuentas no hay amenaza de muerte, no hay agresión o una vida en peligro por
efecto de un arma blanca o de fuego. Entonces, ¿por qué cada cierto tiempo una
peli de terror sacude el inconsciente colectivo y causa oleadas de pánico?.
Algo que sucedió al estrenarse El Exorcista [William Friedkin, 1973]: varios
meses de llamadas a la policía denunciando casos de posesión, histeria obsesiva
acerca de casas encantadas o de actividad de uno o más fantasmas convirtieron a
la película de Friedkin en una sembradora del miedo como nunca había pasado
antes...pero que sí se repitió más tarde con otras cintas del género como
Terror en Amityville [Stuart Rosenberg, 1979], El Sexto Sentido [M. Night
Shyamalan, 1999] o con El Exorcismo de Emily Rose [Scott Derrickson, 2004]. De
repente, y por algún mecanismo mental todavía por determinar, la ficción
traspasa la pantalla y se convierte en real, en una pandemia de miedo
incontrolado que acaba provocando no solo pánico si no ataques al corazón tal
como la leyenda negra asegura que ocurría en 1973. Y no deja de ser insondable
e incomprensible el porqué las películas de terror poseen tal capacidad de
captación de un público entregado que adora pasar miedo y disfruta cuando el
fantasma o monstruo de turno hace de las suyas. Y en algún remoto y recóndito
rincón de la psique humana, más allá de lo que es el consciente del día a día,
de una sociedad un tanto escéptica acerca de lo sobrenatural, late una
primitiva pulsión imposible de desterrar: la terrible sensación de que, de
algún manera que la mente racional no procesa, algo en la película puede no ser
tan ficción como en teoría lo presentan. La sensación capaz de convertir un
miedo controlado en un pánico incontrolado.
Nº De Serie: NC/TCM/00585- Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Miércoles, 12 de julio de 2017.
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