FAMOSO POR MI HIJO
Niños prodigios los ha habido a
lo largo y ancho de la historia, y que dejaron huella gracias a su talento
precoz y a un cerebro privilegiado que les permitía unas dotes extraordinarias,
a veces incluso imposibles para los adultos. Pero a partir del siglo XX, una
vez el niño prodigio puede ser no un asombro para el mundo si no un lucrativo
negocio como si se tratase de una fábrica de genios infantiles exhibidos de una
forma rayando en lo indecente, es cuando la línea entre el niño genio y la
explotación infantil comienzan a difuminarse de una manera muy peligrosa.
Sobretodo en un mundo obsesionado por la fama y lo material, y en unos padres
que ven a sus hijos no como carne de su carne o un ser que necesita de atención
y de cariño, si no como una caja registradora que puede montarles en el dólar
para pegarse la gran vida. Una realidad que Ricky Schroder, Macaulay Culkin,
Britney Spears y Lindsay Lohan han conocido demasiado bien, marcados por unos
papeles precoces y por una guerra entre sus padres por el control de la ingente
fortuna de su hijo que roza lo obsceno y lo deleznable (Culkin y Lohan, en
semejante tema, son matrícula de honor cum laude). Desde abusos de poder y
autoridad a excesos de drogas y alcohol pasando por suicidios o muertos a
temprana edad (Brad Renfro con 25 debido a una sobredosis y Jonathan Brandis
ahorcado a los 27, por decir dos), un niño prodigio es una luz tan fulgurante
que a veces puede ocultar la oscuridad de unos padres ávidos de dinero y poder,
dispuestos a lo que sea para que “su niño bonito” acapare los focos de medio
mundo y les haga vivir en mansiones de lujo nadando en la abundancia a su
costa. Una mentalidad tan repugnante como incomprensible, que evidencia la
ausencia de moral de un mundo en el que la única prioridad sería el bienestar
del niño y potenciar sus habilidades. Sobretodo, para no acabar como Macaulay
Culkin o Lindsay Lohan.
Nº De Serie: NC/TCM/00501. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Jueves, 27 de abril de 2017.
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