CON SUS PROPIAS CADENAS
Oficinistas metidos en
cubículos. Empleados de McDonalds y otros puestos de comida rápida. Reponedores
y dependientes de supermercados. Personal de limpieza en hoteles. Trabajadores
en lavanderías. Camareros en antros/bares con poca o nula reputación.
Barrenderos y limpiadores. Mecánicos de talleres de coches. Y la lista puede
seguir tanto como ella quiera. ¿Y qué tienen todos estos empleos en común?. Que
a menos que uno lleve ese oficio en las venas (bastante difícil en algunos
casos), dichos empleos tienen la misma cualidad: ser como una cadena donde cada
empleado está atado a permanecer durante muchas horas, ejerciendo de forma
mecánica un empleo sin posibilidades de futuro o de ascender de manera que las
condiciones de vida le permitan salir de una espiral que convierte al empleado
en su espectador de su propia vida, como si se tratase de una especie de
esclavitud donde no hay látigos, pero sí unos fuertes grilletes que atenazan
cuerpo y mente, quedando anclados con sus propias cadenas a realizar lo mismo.
Algo que, como se ve en K-PAX, Un Universo Aparte [Iain Softley, 2001], no es
de extrañar que derive en locura o como Buscando a Eva [Hugh Wilson, 1999], en
una amarga transición de años que no vuelven y que se ven sumamente
desperdiciados (exactamente lo que Vincent le recriminaba a Max en Collateral
[Michael Mann, 2004], al ver como arruinaba su vida por ejercer de simple
taxista). Y es que, aunque es algo que la mayoría de las veces el cine no lo
refleja y no se centra en ello, el empleo basura (mal pagado, mal condicionado
y de mala calidad) se ha convertido en el nuevo sistema esclavista de la
sociedad, ideado por aquellas minorías que jamás lo padecerán para someter a la
gran mayoría de la población y que no les arrebaten de sus poltronas. Un modo
terrible de vivir a menos, claro, que se lleve el oficio en las venas (bastante
difícil en algunos casos).
Nº De Serie: NC/TCM/00523. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Miércoles, 17 de mayo de 2017.
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