La Pelea más Idiota del Cine

LA PELEA MÁS IDIOTA DEL CINE

 Vendida como un encuentro apoteósico en la historia del cine de superhéroes y un “blablabá” de grandilocuencia y demás chorradas pseudos-publicitarias, se suponía que la pelea entre el Capitán América y los suyos contra Iron Man y sus seguidores en Capitán América: Civil War [Joe y Anthony Russo, 2016], iba a ser la crème de la crème para los millones de seguidores y obsesionados del género. Pero todos ellos olvidaron un detalle en la ecuación: Walt Disney. Porque cuando la compañía del dibujante que creó al Pato Donald y a Mickey Mouse se apropió a golpe de talonario en 2010 a Marvel Comics (y por tanto a su filial Marvel Studios, la que crea y produce las películas), estaba claro que el rumbo de Marvel en terrenos de cine iba a adoptar un camino muy distinto al que había tomado antes, cosa que ya se había percibido perfectamente en la impepinable Iron Man 3 [Shane Black, 2013], y en menor grado en Thor: El Mundo Oscuro [Alan Taylor, 2013]. Y es que los mundos perfectos de Disney, donde la sangre no existe, la violencia es descafeinada y los niños son todos perfectos, responsables y nada saben de drogas, sexo, alcohol ni demás feos vicios entronca contra un mundo donde la violencia es una forma de vida (y por tanto, la sangre, los huesos rotos y las visitas al médico debería ser el pan de cada día). En su lugar, la gran pelea ocurre en un espacio vacío donde no puede haber víctimas colaterales, la sangre brilla por su ausencia, y encima no hay ni un hueso roto (excepto uno de ellos, como excepción honrosa a la regla). Una pelea de niños de patio de colegio que más que ser el culmen de la casa de Marvel acaba rozando el ridículo absoluto porque, más allá de los fuegos de artificio, lo que parece que hay es una trifulca de amantes que han tenido una riña doméstica y han llamado a los amigos para que les echen una mano. Prometía ser algo grande. Pero claro, todos olvidamos un detalle.

 Nº De Serie: NC/TCM/00512. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Lunes, 8 de mayo de 2017.

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