EL DOLOR DE UN CRIMEN SIN MUERTOS
Aunque estaba ficcionalizada muy
a la estadounidense (por razones obvias), Sin Rastro [2002] se encargó de
poner, aunque fuese a nivel seriado, el drama acerca de las personas
desaparecidas. Si bien y como todas las series sobre procedimientos legales se
centraba no tanto en la desaparición en si como en la labor de los agentes del
FBI que investigaban usando todos los recursos a su disposición y que poco a
poco conseguían desgranar a esa persona para saber qué pudo motivarle a
desaparecer (problemas con el juego, algún crimen que se cometió de forma
accidental, una amenaza de muerte, etc...), los siete años que duró fueron como
una actualización de lo que España fue un hito a nivel televisivo, no en clave
ficticia si no real, de ¿Quién Sabe Dónde? [1992], un programa de investigación
que intentaba encontrar a personas que habían desaparecido tiempo atrás. Y es
que, sin ser un crimen ni un delito específico la desaparición voluntaria (la
involuntaria ya es otro cantar) y a razón de unas 30 personas desaparecidas por
día en España (¡2300 en Estados Unidos!, algo que justifica más que de sobra la
serie), raro es el caso de una persona que no tenga amigos o familiares que
vean su vida abocada al dolor interminable de no saber, a la angustia vital que
supone la terrible incógnita de ignorar si ese amigo/familiar sigue vivo o
murió tiempo atrás bajo quién sabe qué tipo de circunstancias. Una parte de la
sociedad sobre la que no se es consciente o en la que no se repara hasta que
toca a título personal, descubriendo hasta qué punto la justicia o la legalidad
puede ser inútil no tanto en su búsqueda como en el hecho de, de tantos
desaparecidos, abandonar esa búsqueda para ponerse a buscar a otra persona
perdida más recientemente. Porque una de las cosas importantes de Sin Rastro
era exponer a la luz pública la angustia y el dolor de los que viven ignorando
si alguien vive o murió tiempo atrás.
Nº De Serie: NC/TCM/00537. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 29 de mayo de 2017.
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