DOS TERCIOS DE MIEDO Y UNO DE ODIO
Tenga el nombre que tenga, y con
independencia de la motivación, dios o el ideal que los una, hay dos cosas en
una secta que no cambian, sin importar la época: dos tercios de miedo y uno de
odio. Bien por estar desencantados con una sociedad inhóspita y a veces
desagradable, o por su propia inseguridad, o por un sentimiento de desarraigo y
una necesidad no satisfecha de ser parte de algo, de sentirse queridos, son
muchas las personas que caen víctima de la secta. Y sí, los inician en
costumbres al margen de la sociedad, y sí, los hacen sentirse queridos. Pero
también les someten a un lavado ideológico completo. Les anulan como personas
para que pierdan su capacidad de raciocinio, para que no puedan pensar por si mismos.
Y el responsable siempre es alguien que reúne dos cualidades: su odio acérrimo
a un mundo que no le ha dado lo que él deseaba (fama, dinero o ambas), y una
enorme capacidad de manipular a los demás gracias a su carisma de líder.
Angustia en Waco [Dick Lowry, 1993] o The Master [Paul Thomas Anderson, 2012]
sirven perfectamente como buen ejemplo de lo que es una secta. La primera
basándose en los terribles hechos reales ocurridos en Waco con David Koresh y
su secta de los davidianos, y la segunda una total ficción, ambas consiguen
captar el ambiente de locura y de aislamiento respecto al resto del mundo, de
manipulación y captación, que convierte a una persona libre en un adepto y un
esclavo, como en La Tragedia de Guyana [William A. Graham, 1980], sobre la
genocidio de la secta Templo del Pueblo ocurrida dos años antes. Una realidad
oculta para quien no tiene a alguien cercano captado en ellas, pero
desagradablemente real y terrible en sus métodos de captación y sus crímenes.
Ya sea en dios o en Satanás, ya sea social, política o étnica, la secta es, por
definición, un mal cuyo poder es tan fuerte como el odio de su líder hacia el
mundo por no darle lo que quería.
Nº De Serie: NC/TCM/00562. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Martes, 20 de junio de 2017.
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