EL ENEMIGO MÁS IMPLACABLE
Nadie la ha visto. Y nadie la
verá jamás. No puede pesarse, olerse y tampoco comerse. Y sin embargo, sin ella
la vida se convierte en un cascaron vacío sin más sentido ni objetivo que
causar daño. A fin de cuentas, la conciencia tiene su reino dentro de lo que se
podría llamar “sentidos no-físicos”, al margen de vista, gusto, olfato, oído y
tacto, compartiéndolo con el sentido del ridículo, el de la vergüenza, el del
humor y el del honor entre otros. Pero a diferencia de los demás, la conciencia
tiene un don único: el de la consciencia. O dicho de otro modo, el de ser
plenamente consciente de haber hecho un acto atroz y sentirse responsable de
ello. Algo que, sobretodo en el género policiaco ya sea en pantalla grande o en
la pequeña, es la pieza clave y el arma definitiva tanto para resolver el caso
como para dar con el asesino/ladrón/terrorista de turno. Es la herramienta que
hace al irracional, al obcecado, al obsesionado y al absorbido en su cerrazón
dar un paso atrás para, simple y llanamente, ver que ha hecho algo que no debía
hacer. Independientemente de motivaciones y de causas que causaron el robo, el
secuestro, la agresión o el asesinato en cuestión, tarde o temprano, excepto
que uno sea un sociópata sin respuesta emocional, se acabará enfrentando al enemigo
más implacable: no tanto a la ley para condenarlo (que lo hará), como a su
conciencia para atormentarlo (que lo hará aún más). Una potente y psíquica
bofetada que, haciendo ver la luz, se alza como un enigma irresoluble tanto el
qué es exactamente y cómo funciona, pero sí sabe a la perfección como actúa y
lo que es capaz de hacer cuando, tras hacer algo atroz el causante entiende,
con una ecuanimidad que antes no poseía, dejar de ver el árbol para ver el
bosque. Un rasgo que pese a los años del cine y a su infinidad de títulos
(imposible decir uno solo) siempre permanece inamovible. Excepto si uno carece
de respuesta emocional.
Nº De Serie: NC/TCM/00587. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Jueves, 13 de julio de 2017.
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