“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Dos Testigos

DOS TESTIGOS


 Que el cine es un gran contador de historias es algo ampliamente sabido...si bien depende por entero de la calidad de la película. Pero incluso el cine en ocasiones puede dejarse algunas cosas en el tintero, especialmente si o bien no le interesa o bien no lo cree “cinematográficamente importante” para que aparezca. Y a tal efecto, las películas medievales han sabido con los años dar una buena muestra de lo terrible que era vivir en una época donde la religión lo gobernaba todo con puño de hierro hasta a los reyes (que a fin de cuentas reinaban “por mandato divino”), y donde la paranoia y la superstición era el pan de cada día. Pero incluso ellas, desde las de Robin Hood y Juana de Arco [Luc Besson, 1999] a las biográficas como la de Nostradamus [Roger Christian, 1994] y Braveheart [Mel Gibson, 1995] (la lista entera es inmensa), a veces se olvidan cosas tan repugnantes como las ordalías, o lo fácil que era ser pasado por el yugo de la “Santa Madre Iglesia”. En tanto las primeras ponen los pelos como escarpias por sus implicaciones (torturas que la Iglesia hacía para ver si alguien era o no brujo, todas crueles y dolorosas a niveles inimaginables), lo segundo era tan fácil y a la vez tan siniestro como que dos testigos apoyasen una misma versión sobre una persona acusada de adorar a Satanás y o de ser practicante de brujería. Dos personas, sin importar nada más. Eso era todo lo que hacía falta para condenar a una persona a la horca o a la hoguera (siendo las más de las veces con intereses monetarios de por medio, previo pago de su importe). Y por supuesto se lo podían inventar tranquilamente, puesto que a los jueces y verdugos les daba igual mientras ambos testimonios no tuvieran discrepancias. Una barbarie que da fe de lo paranoide de una sociedad negra de corazón, que no mejoró con el tiempo. Con Hitler y McCarthy ya no hacían falta dos personas para acusar porque si: una era más que suficiente.

 Nº De Serie: NC/TCM/00540. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 1 de junio de 2017.

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