ASIMOV Y UNA CUESTIÓN DE TIEMPO
En un Hollywood tan obsesionado
con los libros y las franquicias resulta de lo más extraño como a veces se
centran en unos para dejar otros de lado. Y un buen ejemplo fue Harry Potter,
que dio el pistoletazo de salida para otras al estilo de Los Juegos del Hambre,
la saga Crepúsculo y Divergente. Incluso a nivel televisivo y de gran pantalla,
universos literarios como el de Dune se ha dejado ver un par de veces. Claro
que puestos a elegir, nada mejor que una saga juvenil, que no adulta, para
llegar a más gente, lo que explicaría como es posible que una de las mejores
sagas escritas de todos los tiempos como la de Isaac Asimov, cuya tentativa más
notable acabó convertida en un vehículo de lucimiento para Will Smith de nombre
Yo, Robot [Alex Proyas, 2004], se ha visto perdida entre proyectos inútiles
como Cazadores de Sombras: Ciudad de Hueso [Harald Zwart, 2013] y otros
anodinos en su rutina como por ejemplo El Corredor del Laberinto [Wes Ball,
2014]. Cubriendo un espacio de tiempo de unos 13000 años del siglo XXI en
adelante (los libros comenzaron a escribirse en los 50 hasta los 90) y con una
gran variedad de personajes y situaciones en los distintos planetas colonizados
por la humanidad del futuro, la saga de las Fundaciones e Imperios creada por
Asimov (1939-1992) presagió el avance de la tecnología y el surgir de Internet
entre otras cosas (obviamente llamándolo de otra forma, tanto por la época en
que lo escribió como por evidente falta del lenguaje para describirlo como se
conoció después). Una aventura donde robots, civilizaciones futuras, guerras
interestelares y amoríos confluyeron de un mundo irrepetible, pero que el cine
ha dejado pasar alegremente. Hasta que, y es una cuestión de tiempo, alguien le
vea futuro como películas o una serie de televisión para llenarse los
bolsillos. Claro que, puestos a elegir nada mejor que una saga juvenil, que no
adulta, para llegar a más gente.
Nº De Serie: NC/TCM/00536. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Domingo, 28 de mayo de 2017.
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