Cien Peldaños

CIEN PELDAÑOS

 Intentando comprender si está perdiendo la cabeza o si de verdad su esposa fallecida está realmente intentando ponerse contacto desde el Más Allá con él, el Dr. Joe Darrow consigue charlar con una monja, antigua trabajadora en casos de oncología pediátrica para asistir a niños moribundos, en busca de un sentido para su cada vez más atormentada conciencia. Y en cierto momento de dicha escena entre Kevin Costner y Linda Hunt en Dragonfly: La Sombra de la Libélula [Tom Shadyac, 2002], la Hermana Madeline le explica al escéptico Darrow sobre «una descendente escala de grises, como el fondo de un océano jamás explorado», donde la barrera que separa el mundo de los vivos del de los muertos se difumina hasta casi desaparecer completamente. Una escalera de cien peldaños entre estar totalmente despierto y estar muerto que la raza humana solo ha explorado hasta el décimo cuando una persona es anestesiada (como también apuntan en dicha escena), cuya condición de puente entre las realidades permite que los que ya se fueron puedan enviar mensajes a los que todavía no han partido para darles algún mensaje o recado que necesitan que se cumpla para partir. Una condición de la que el cine se ha beneficazo de un modo más que generoso a lo largo de los años tanto en médiums como en las personas que tienen la capacidad de ver espectros, como si de alguna forma quedasen atrapados a medio camino de ambos mundos. Sobretodo en el caso de unos niños que, gracias a su inocencia y juventud, están al margen de las limitaciones de los adultos y pueden ver lo que los adultos no ven. Ya se trate del Danny Torrance de El Resplandor [Stanley Kubrick, 1980] o del Cole Sear en El Sexto Sentido [M. Night Shyalaman, 1999] (etc.), los niños poseen esa habilidad con más claridad y fuerza que cualquiera de los adultos. Tal vez sea porque ellos conocen mucho mejor esa descendente escala de grises.

 Nº De Serie: NC/TCM/00507. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Miércoles, 3 de mayo de 2017.

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