LOS AMIGOS DE GORDON GEKKO
¿Puede alguien imaginar a un
pintor como Picasso trabajando de conserje de escuela?. ¿O a un Edgar Allan Poe
ejerciendo de contable?. ¿O quizá el mismo Ronald Reagan como abogado?. Pues si
la respuesta a esas tres cuestiones es un “no”, a ver quien tiene capacidad de
imaginar a ejecutivos de la bolsa trabajando como productores de cine. Porque
esta improbabilidad ocurrió en la década prodigiosa; esto es, los 80. Después
de que sistema de los grandes estudios colapsara y desapareciese en los 60, y
de que las nuevas productoras independientes llegasen para cambiar las reglas
del juego en los 70, el dinero y los autollamados Masters del Universo llegaron
maleta en mano para tomar el control de la situación. Es tan absurdo como
pretender que Lionel Messi se ponga a trabajar como técnico de la NASA sin
preparación previa ni estudios al respecto. Y sin embargo, así fue como
ocurrió. Un cambio de dirección que estuvo acorde con esos 10 años convulsos y
tan intensos que han hecho fluir ríos de tinta, pero cuyas consecuencias nadie
podía imaginar a largo plazo: la destrucción, sistemática, del cine como un
medio de libertad de expresión y cultura, para ser sustituido por una búsqueda
despiadada de hacer dinero. Es como si Gordon Gekko, aquel impresionante
Michael Douglas por cuyo papel recibió el Óscar en Wall Street [Oliver Stone,
1987], llamase a sus amigos y les dijese: “Chicos, he visto el futuro:
controlar el negocio del cine para que todo vaya a nuestro bolsillo”. Y éstos,
encantados con la idea, simplemente dijesen a coro “¡SÍ!”. Y los amigos de
Gekko fueron de cabeza, uno tras otro, a copar un mercado en el que nunca antes
se habían metido. El resto, como se suele decir, es historia: porque cualquiera
que haya vivido esa época sabe lo que sucedió con el cine en los años 90 y a
principios del siglo XXI. De esos fangos vinieron estos lodos: y nunca el cine
estuvo más falto de ideas.
Nº De Serie: NC/TCM/00170. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Martes, 6 de septiembre de 2016.
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