“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Cuando el Cine Choca con la Realidad

CUANDO EL CINE CHOCA CON LA REALIDAD


 Suele ocurrir que la etiqueta de “famoso” se asocia con otra especie de nivel social/espiritual, como si estuviesen al margen de las tristezas y miserias de la gente de a pie. Y en los actores, que sus vidas son perfectas y con pocas o ninguna tragedias, siempre de rodaje en rodaje y cobrando millones. Pero la realidad dista mucho de ese glamour idealizado de Hollywood. Todos más o menos saben que La Profecía [Richard Donner, 1976] fue un éxito arrollador de crítica y público, encumbrado desde su estreno a ser un clásico moderno. Pero no todos saben que un año antes Gregory Peck, su protagonista, había perdido a su hijo Jonathan, que se suicidó con tan solo 30 años. Y en la peli, Robert Thorn no solo descubre que su hijo es el Anticristo si no que tiene que matarlo para salvar al mundo. Nadie creyó que pudiera hacer el papel, por lo cerca que le tocaba, y sin embargo Peck logró uno de sus mejores películas, que le supuso el regreso a una fama que empezaba a decaer. Más o menos lo mismo le sucedió a Al Pacino: hizo un Satanás insuperable en Pactar con el Diablo [Taylor Hackford, 1997], pero no muchos saben que Pacino estuvo años arrastrando serios problemas de alcoholismo, de los que salió aferrándose a la fe católica. Para él fue terrible hacer de Satanás al ser un ferviente cristiano, y sin embargo hizo una de las mejores actuaciones. A veces la actuación no es solo una actuación, es un reto personal porque cuando el cine choca con la realidad, la lucha interna que fuerza a cada actor a dar lo mejor de si mismo. Una lucha demoledora, como la de Michael Massee: en una escena destruida de El Cuervo [Alex Proyas, 1994], mató de forma accidental a Brandon Lee al dispararle una bala de verdad y no de fogueo. Y aún así, hizo el film y siguió actuando después (tras un año sabático para superar tal trauma), probando que “famoso” es solo una etiqueta. Y la realidad, algo muy distante.

 Nº De Serie: NC/TCM/00128. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Lunes, 1 de agosto de 2016.

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