“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Jugando a Mostrar Más de la Cuenta

JUGANDO A MOSTRAR MÁS DE LA CUENTA


 Elizabeth y John se entregan a sus bajas pasiones. Nomi Malone intenta ser una estrella en Las Vegas. Y Catherine Trammell juega de forma total con el inspector Nick Curran. Y tanto 9 Semanas y Media [Adrian Lyne, 1986], como Showgirls [Paul Verhoeven, 1995] e Instinto Básico [Verhoeven, 1992] tienen el mismo elemento en común: gente sacándose ropa de encima como si ésta les diese sarpullidos. Decía Angelina Jolie «nacemos desnudos. Todo lo demás es travestirse», dando fe de que nuestra llegada al mundo se produce sin ropa interior de Calvin Klein ni las camisas de Emidio Tucci, y mujeres que se han quitado la ropa en cine ha habido para dar y tomar, en distintos niveles de desnudez. Desde Jennifer Connelly en Labios Ardientes [Dennis Hopper, 1990] a Julie Andrews en Sois Honrados Bandidos [Blake Edwards, 1981], y de Anne Hathaway en Amor y Otras Drogas [Edward Zwick, 2010] a Scarlett Johansson en Under the Skin [Jonathan Glazer, 2013], el cuerpo de una mujer y más el de una actriz siempre se ha visto con ojos de deseo (tanto en hombres como en mujeres), desatando el morbo de la gente por descubrir si en la siguiente película por fin se mostrará en todo su esplendor. Bien por motivos de guión como Barbara Hershey en El Ente [Sidney J. Furie, 1982], abusada por un ser invisible, o simplemente por deseo de causar polémicas como Demi Moore en Acoso [Barry Levinson, 1994] y la más mundana Striptease [Andrew Bergman, 1996], que una actriz exhiba su cuerpo (operado o sin operar) siempre es un motivo de alegría para los espectadores y/o envidia para las espectadoras. Un reclamo que, como un cuadro en movimiento, hace que ese desnudo pase a la posteridad. Porque el impulso por vernos desnudos, al margen de artificios de vestuario, es irrefrenable. Porque cosas como Kate Winslet en Titanic [James Cameron, 1997] siempre nos harán soñar. Tanto a hombres como a mujeres.

 Nº De Serie: NC/TCM/00140. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 11 de agosto de 2016.

 Valora el artículo

No hay comentarios:

Publicar un comentario