“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Lathspell, te Nombro

LATHSPELL, TE NOMBRO


 Más mitológico que histórico para el gran público (pese a que ciertamente sí existió en realidad), Merlín es el gran icono de los magos desde hace varios siglos. Y el cine y la TV se han aprovechado muy bien de él para lucrarse los bolsillos. Pero hete aquí que Merlín no es el único con poder para dominar los mares, transformar objetos a voluntad, destruir con el pensamiento o incluso el resucitar. Hombres o mujeres, blancos, negros o chinos (y así un muy largo etc.), la magia ha sido siempre fuente de asombro y espectáculo, pese a que el tiempo y los efectos especiales pueden jugar en su contra. Desde El Cuervo [Roger Corman, 1964] y su emblemático duelo entre dos legendarios Vincent Price y Boris Karloff, a las tropelías impepinables de un borracho Jeff Bridges y una deliciosa y malévola Julianne Moore en El Séptimo Hijo [Sergey Bodrov, 2014], el séptimo arte no ha escatimado en medios y actores para dar vida a esa otra faceta de la naturaleza que permite manipularla al antojo del que es capaz de ver e intuir lo que los simples mortales no pueden. Del Dumbledore de Harry Potter al Gandalf de El Señor de Anillos y El Hobbit, o del Gallian de la primera parte de En el Nombre del Rey al Medivh de Warcraft: El Origen, el mundo de los magos rebosa misterio, intriga y poder, así como una insana y maliciosa envidia de ostentar una fuerza que desafía a los dioses. Rarezas de la categoría de Dr. Mordrid [Albert y Charles Band, 1992], simplonerías como El Aprendiz de Brujo [Jon Turteltaub, 2010] o diamantes en bruto de la talla de Willow [Ron Howard, 1988] demuestran que magia y cine son dos primas hermanas que se llevan de maravilla. Pero ni siquiera el espléndido Eisenheim de El Ilusionista [Neil Burger, 2006] ha sido capaz de hacerle sombra al Merlin de Nicol Williamson en Excalibur [John Boorman, 1981]. Porque Merlín es el mejor ejemplo de lo que son los magos. Incluso para el propio cine.

 Nº De Serie: NC/TCM/00131. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Miércoles, 3 de agosto de 2016.

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