“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

El Efecto Bruckheimer

EL EFECTO BRUCKHEIMER


 Aunque cueste creerlo, hubo un tiempo en el que las películas podían tener música y alguna que otra canción, pero esto era más una curiosidad que un negocio a gran escala. Hasta que, a mediados de los 70, un desconocido Jerry Bruckheimer irrumpe en el panorama de Hollywood y, con un ojo clínico para el éxito, comienza una imparable y fructífera carrera como productor, siendo en la siguiente década donde da la campanada por partida triple: Flashdance [Adrian Lyne, 1983], Superdetective en Hollywood [Martin Brest, 1984] y Top Gun (Ídolos del Aire) [Tony Scott, 1986] se convierten en tres taquillazos y en tres clásicos modernos, todos ellos con un elemento en común: su música. Al margen de Giorgio Moroder y Harold Faltermeyer como compositores, las tres cintas cuentan con una precisa selección de canciones que dan el pistoletazo de salida para un negocio que haría ganar millones a la industria, y que sería imitado en adelante por todos lo demás, convirtiéndose en algo obligado casi en toda película la inclusión de canciones actuales o algún clásico con idea de tener unas ganancias extras. Primas hermanas, en el universo Bruckheimer la música juega un papel fundamental, ya sea en películas como Con Air [Simon West, 1996] y 60 Segundos [Dominic Sena, 2000] o en series como la exitosa franquicia de CSI, Caso Abierto [2002] y Sin Rastro [2003], siendo su seña de identidad más reconocible y la más disfrutable, acompañando cada escena de cada película de una forma diferente (y en ocasiones, excelente). Igual que Steve Jobs con el mundo de la informática, Jerry Bruckheimer hizo nacer una industria artesana, la de la banda sonora, elevándola a lo más alto gracias a una precisión digna del mejor francotirador que acertase a su objetivo a más de un kilómetro de distancia. Porque el cine va al ojo, pero la música se va al corazón. Y lo que el ojo olvida, el corazón siempre lo recordará.

 Nº De Serie: NC/TCM/00144. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Lunes, 15 de agosto de 2016.

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