“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Ese Insolente Cabezudo

ESE INSOLENTE CABEZUDO


 Dos patas y un pequeño trípode central para sostenerse, cuerpo de papelera cilíndrico, una cabeza semiesférica que giraba a 360 grados y un lenguaje de chisporroteos y pitidos incomprensible para los espectadores fue todo lo que hizo falta para que R2D2 se convertirse en uno de los más grandes y queridos iconos de la ciencia ficción como del siglo XX en general. De carácter difícil y hasta respondón, terco como una mula y completamente leal tanto a Anakin como a Luke Skywalker, la fama del astrodroide mecánico ensombreció de un modo absoluto al actor que iba dentro de él. Kenny Baker, un acondroplásico cuya altura era de tres pies y ocho pulgadas (el equivalente a 1’12 m), tuvo una carrera en cine bastante discreta, siempre actuando de secundario como en aquella simpática gamberrada de los Monty Python Los Héroes del Tiempo  [Terry Gilliam, 1979], Flash Gordon [Mike Hodges, 1980] o un fugaz cameo en Willow [Ron Howard, 1988] como parte de la banda musical de los Nelwyn. Y, sin embargo, un solo personaje le bastó a Kenny Baker para ser encumbrado a esa gloria especial reservada a los mitos modernos que tocan la fibra sensible de varias generaciones. Siempre acompañado del dorado neurótico droide de protocolo C3PO, al que tanto le gustaba llamarle “insolente cabezudo”, R2D2 se hizo un hueco en el corazón de los niños de toda clase, religión y condición social a lo largo y ancho del globo. Pequeño en tamaño pero enormérrimo en carisma y encanto, Kenny Baker fue, como Anthony Daniels, David Prowse y Peter Mayhew, uno de los grandes desconocidos dentro de la saga Star Wars debido a su disfraz, alguien cuya cara jamás aparecía en pantalla pero cuya participación fue imprescindible. Pero R2D2 está triste. Ya no chisporrotea ni tampoco hace ruidos, salvo un débil pitido de tristeza, sabiendo que su alma gemela se ha ido a una nueva galaxia. Una donde no puede alcanzarle.

 Nº De Serie: NC/TCM/00143. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Domingo, 14 de agosto de 2016.

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Kenny Baker
(24 de agosto de 1934; †13 de agosto de 2016)
Beep brrp chip twik krrr piuu (Nunca te olvidaremos)

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