¡DIOS SALVE A LA REINA!
Carruajes y niebla. Corsés y
trajes largos. Y una revolución industrial en sus inicios. Esas son las señas
de identidad de llamada Época Victoriana, en honor a la reina Victoria, caldo
de cultivo para toda clase de amoríos, de historias de terror y una cultura
dotada de un férreo puritanismo como a la vez de una descarnada hipocresía. Un
mundo por el que pulularon desde Sherlock Holmes a Jack el Destripador,
revivido en innumerables films de formas muy variadas y chocantes: desde el
drama en las distintas versiones de Orgullo y Prejuicio a comedias como
Hysteria [Tanya Wexler, 2011] y Sentido y Sensibilidad [Ang Lee, 1995], pasando
por su toque fantástico como en La Liga de los Hombres Extraordinarios [Stephen
Norrington, 2003] y el terror de las también varias versiones de El Fantasma de
la Ópera, el siglo XIX y más específicamente la Inglaterra del siglo XIX es un
tiempo que cada poco ídem vuelve a reaparecer con toda su fuerza intacta. Desde
las mansiones fastuosas a los carruajes de caballos, los palacios, las pedantes
reuniones de la alta sociedad y unas calles angostas y lúgubres de los barrios
bajos donde podía pasar de todo, la época Victoriana es un imán con un poder de
seducción difícil de ignorar. Poseedora de defectos como un machismo descomunal
que empezaba a ser tímidamente desafiado por las sufragistas, y también de un
enorme fervor religioso al que la ciencia desafiaba en su eterna búsqueda de la
verdad, pero también de un avance notable que luego sería el semillero para el
posterior siglo XX, el cine y el mundo de la Reina Victoria son dos aliados que
juntos y revueltos sirven para fabular desde clásicos como los distintos Cuento
de Navidad a Sweeney Todd, El Diabólico Barbero de la Calle Fleet [Tim Burton,
2007]. Una era de la que el cine sabe sacarle punta para traerla a la palestra.
Porque, al margen de sus defectos, todos alguna vez hemos deseado ser Sherlock
Holmes.
Nº De Serie: NC/TCM/00150. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Sábado, 20 de agosto de 2016.
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