QUE NUNCA TE COJAN
Existe en la cultura
estadounidense una curiosa cláusula de moral que dice lo siguiente: “hagas lo
que hagas, que nunca te cojan”. Antes de permitir que el mundo sepa lo que
hiciste o a quién se lo hiciste, o de ir a juicio y tener que afrontar lo
ocurrido con todas sus consecuencias y posteriormente ir a prisión para pasar
décadas de condena atormentado por tal crimen, la mejor opción es, como tan
bien se reflejó en Cadena Perpetua [Frank Darabont, 1994] y en menor grado en
Asesinato Justo [Jon Amiel, 2008] (por decir dos al azar), una bala que corte
por lo sano y, así, problema resuelto (aunque cualquier otro método es
igualmente válido para ello). De ahí que, en cualquier película de policías y/o
criminales, sea una cosa tan común ver como el criminal, antes de permitir que
le atrapen, prefiere ser ejecutado por la vía rápida. Aunque es un elemento
recurrente el cual se ha visto más a menudo en un montón de series al estilo
CSI [2000] y el resto de la franquicia, o Ley & Orden [1990] y sus
derivados (y así un muy largo etc.) por supuesto que el séptimo arte no ha
tenido reparo alguno a la hora de mostrar un numeroso reguero de suicidios a
cual más sangriento o espectacular, desde ahorcamientos a atropellos, donde el
criminal, en una especie de “acto caritativo”, liberaba al estado de bregar con
las costas de un largo juicio. Ya fuese en intrascendencias como Romeo Debe
Morir [Andrzej Bartkowiak, 2000] (aunque ahí se juega más con la moral japonesa
que con otra cosa) o brillanteces de la categoría de Un Día de Furia [Joel
Schumacher, 1993], pase lo que pase el malo no se dejará coger sin un último
duelo a muerte, sin esa oportunidad que le permita eludir sus actos. Porque en
una sociedad donde parece que el mal y la moral son conceptos sin valor, la
vida y la culpa se convierten en meras circunstancias muy fáciles de esquivar.
Basta, simplemente, con una bala que corte por lo sano.
Nº De Serie: NC/TCM/00138. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Miércoles, 10 de agosto de 2016.
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