“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Un Nombre lo es Todo

UN NOMBRE LO ES TODO


 Si alguien dice Issur Danielovitch Demsky, es probable que a nadie le importe lo más mínimo por no sonarle en absoluto. Tres cuartos de lo mismo pasaría si alguien dice Allan Stewart Königsberg o María Antonia Abad Fernández. Pero si de pronto alguien menciona Kirk Douglas, Woody Allen o Sara Montiel, ahí seguramente la historia será otra, puesto que sus nombres artísticos fueron como una segunda piel, a tal punto que sus nombres de pila se convirtieron en poco más que una anécdota. En el cine, como la música o cualquier otro terreno para la fama, un nombre lo es todo, y a veces eso requiere pequeños detalles, desde reajustes ínfimos a cambios completos o, por contra, dejarlo como está y que pase lo que tenga que pasar. Y hay tantos casos de eso como variados: los ha habido tercos que decidieron pasar de sus agentes para que el mundo se aprendiese sus nombres de pila, pese a lo en principio difícil de pronunciar (Arnold Schwarzenegger, obviamente), y otros que optaron por no ir por el camino fácil, como Leonardo DiCaprio, a quien su agente recomendó cambiarse por “Lenny Williams” para así sonar más americano. En el otro fiel de la balanza los hay bien curiosos, que solo necesitaron reajustar su apellido para triunfar, como Michael Keaton, que se vio obligado a cambiarlo porque el auténtico era Douglas (sin parentesco alguno con la saga familiar de Kirk), o Albert Brooks, forzadamente a cambiarlo puesto que el de nacimiento era Einstein (sin relación con el matemático alemán, claro está). Cuando el éxito depende de la sonoridad de un nombre, es cuando la intuición debe ser una brújula bien afinada que la guíe en la dirección adecuada, indicando la ruta hacia el éxito. Eso, si los dioses no se ponen juguetones y ya se encarguen de dar el nombre desde la cuna. Porque, ¿hay alguien que dude que un tío al que bautizan como Harrison Ford no esté destinado a partir la pana?.

 Nº De Serie: NC/TCM/00125. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Jueves, 28 de julio de 2016.

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