BLAKE & PINHEAD: UN CAMBIO RADICAL
Fue a mediados de los 80 que el
cine de terror dio una vuelta de campana, y no fue pequeña precisamente. Hasta
La Niebla [John Carpenter, 1980], en el cine de terror no solía haber mucha
sangre, excepto quizá que otra película de muertos vivientes como Zombi [George
A. Romero, 1978], dándose más al terror psicológico como ocurre en La Casa
Encantada [Robert Wise, 1963] o La Leyenda de la Mansión del Infierno [John
Hough, 1973]. Pero la contracultura de los 70 y los subsiguientes años 80
cambiaron ese paradigma, permitiendo escenas más cargadas de sangre como la
muerte de Johnny Depp en Pesadilla en Elm Street [Wes Craven, 1984]. Y si
existiese un modo de ejemplificar ese cambio, ese es el de extrapolar dos
personajes opuestos entre sí: el Capitán Blake del film de Carpenter, y el
escalofriante Pinhead de Hellraiser, los que Traen el Infierno [Clive Barker,
1987]. Mientras que Blake y su cohorte de fantasmas matan siempre envueltos en
la niebla, dejando a la imaginación las atrocidades que cometen, Pinhead es un
amante del sadismo extremo y de la más dolorosa tortura que disfruta exhibiendo
sus barbaries. Un regusto por el líquido rojo que devaluó y desvirtuó el terror
durante años en sagas de terror cuya nueva parte era de menor calidad a la
anterior (Halloween, Viernes 13, la propia Pesadilla en Elm Street), bajando el
listón a niveles subterráneos y miserables, a veces rayando en lo obsceno y
repugnante (toda la saga Saw). Solo con la llegada del cine de terror japonés,
pero más definitoriamente con Insidious [James Wan, 2010], el terror volvió a
su origen para ser más intuido y menos visual. En otras palabras: por más cosas
que haga Pinhead al lado de sus cenobitas, su miedo es efímero. Se vio lo que
hizo, no hay más. Pero lo de Blake y los suyos es eterno. Porque nunca se ven
las cosas que él y los suyos hacen: nos obliga a cada uno a imaginarlo. Ahí es
donde late el terror.
Nº De Serie: NC/TCM/00169. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 5 de septiembre de 2016.
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