LA QUEJA DE APOLLO CREED
Aunque cueste creerlo, hasta en
la película menos esperada puede haber un fascinante debate. En cierto momento
de Rocky IV [Sylvester Stallone, 1985], Rocky Balboa y Apollo Creed se
encuentran revisando el video de su primera pelea, y lo que empieza como un
ejercicio de nostalgia se convierte en otro de discusión cuando Rocky intenta
primero desistirle de que pelee contra Iván Drago, y segundo que aquel boxeador
del video es agua de un pasado que no volverá porque jamás volverán a tener la
edad ni la forma física de entonces. Y la protesta de Creed, negado a aceptar
envejecer y dejar de ser quien es aunque eso implique morir en el ring (como en
efecto pasa, a manos de un letal Drago), se revela de manera involuntaria en el
sentir de una década de los años 80 donde por primera vez en la historia el
avance tecnológico se ve al envejecimiento en un estorbo que sobra porque no
encaja en el paradigma de un mundo repleto de walkman, CDs, coches de alta gama
y ropa cara tipo Corrupción En Miami [1984], y un estilo de vida de lujo y
placer entregado al hedonismo y disfrute más absoluto. Del miedo a envejecer y
a morir se pasa a la negación en rotundo, ante el inédito cúmulo de
posibilidades que ofrecía la sociedad. Llegando a niveles de parodia en el
video musical de Bill O’Neill “Yuppie Rap” [1989], la protesta de Creed
trasciende la mera queja personal para convertirse en el reflejo de la
mentalidad “tenerlo-todo” que impregnó la llamada década prodigiosa. Un
sentimiento que desnaturalizó lo que (aún a regañadientes) estaba aceptado a lo
largo de siglos como la parte esencial de la vida, propiciando que las dos
cosas mas inevitables de la vida empezasen a ser negadas (“la muerte es eso que
les pasa a los demás”, que dijo alguien) por la resistencia de abandonar el mundo
y sus lujos. A fin de cuentas, ¿quién quiere envejecer y morir cuando la vida
ofrece tanto con lo que disfrutar?.
Nº De Serie: NC/TCM/00697. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Sábado, 21 de octubre de 2017.
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