¿DE DÓNDE SALE TANTO ODIO?
Esta era la pregunta que un
desconcertado Alan Ward preguntaba en voz alta mientras, en la habitación de
motel en la que se encontraba junto al agente y su compañero Rupert Anderson,
revisaba unas fotografías sobre miembros del KKK (Klu Klux Klan), sospechosos
de la desaparición de tres jóvenes activistas por los derechos civiles de los
negros en la América profunda de los años 60. Y Arde Mississippi [Alan Parker,
1988] no solo es un recetario asombroso y de lo más precisamente cruel de dicho
aspecto (la réplica de Anderson a tamaña pregunta, extraordinario como él solo
Gene Hackman, es de nota), si que sus personajes pueden intercambiarse por
otros con total facilidad, de terroristas de oriente medio a fanáticos
religiosos y psicópatas de medio pelo. Y lo que fue la cruzada de dos agentes
del FBI en un pueblecito perdido de los mapas y la geografía de USA se
convierte, lenta pero inexorablemente, en un espejo en el que mirarse para
descubrir hasta qué punto un prejuicio o una idea de terceros y que otros han
inculcado puede definir a una persona. De maltratos (un marido y policía a su
mujer), hasta negligencias con resultado de muerte (el alcalde) y un poder
corrupto y deleznable en su villanía (el sheriff), Parker profundiza
maravillosamente bien, a pesar de la temática que aborda, en lo más oscuro del
alma humana, capaz de unas atrocidades en la vida real que cambian el curso de
la historia, del 11-S de Nueva York al 11-M de Madrid o a las masacres en
institutos y universidades como la de Columbine en 1999 o la de Virginia Tech
en 2007. Porque al margen de si es racial (como la película de Parker),
religioso (Estado de Sitio [Edward Zwick, 1998], por decir una), o de género
(Nunca Más [Michael Apted, 2002]), todas esas formas de violencia tiene un
mismo origen. Ese por el que Willem Dafoe preguntaba con sorpresa y pesar: de
un intransigente odio surgido de lo oscuro del alma humana.
Nº De Serie: NC/TCM/00629. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Viernes, 18 de agosto de 2017.
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