X: CONDENADOS AL ORGASMO
Aunque de buenas a primeras no
lo parece, en el cine X subyace uno de los egoísmos más grandes de la sociedad
moderna. En un mundo en donde cosas como la impotencia no existe y los hombres
aparte de dotados tienen grandes orgasmos acompañados de abundante liquidez
blanca (para alegrías y deleites de las chicas con quienes se lo montan), es
justo que ahí radica la raíz de ese egoísmo: la de estar condenado al orgasmo.
Puede sonar a majadería o hasta a estupidez, pero si por fuerza y exigencias
del guión el follactor debe llegar al cenit en cada acto sexual, ¿por qué
debería preocuparle lo más mínimo que la chica llegue a su mismo nivel?. Y esa
misma idea es la que se transmite, ya sea voluntaria o involuntariamente, al
espectador de a pie que ve películas X. “¿Para qué va a preocuparme si mi amante/novia/esposa
goza conmigo, si lo que verdaderamente me importa a mí es que lo goce yo?”. Una
filosofía de lo más peligrosa en sus implicaciones, pues semejante mentalidad
lleva consigo un defecto añadido: no preocuparse de la otra persona y/o no
atender a sus necesidades, al pasar a un segundo o tercer plano en función de
las propias. Olvidando la parte más fundamental del cine X, que es precisamente
“cine” (y por tanto, ficción), los aficionados/espectadores de tal cine
eroticofestivo pueden incurrir en el error de darle verosimilitud y realidad a
algo que no lo tiene (como así le sucedía al protagonista de Don Jon [Joseph Gordon-Levitt, 2014]), llegando a
intentar emular en vano las proezas de tal o cual película X o cayendo en la
frustración porque su pareja no le deja imitar lo que ha visto en esa peli. Una
cultura del ego (del ego sexual, a más señas) que se centra en lo anecdótico
para obviar lo categórico: la búsqueda del placer propio por encima del ajeno.
Es lo que tiene un mundo donde cosas como la impotencia no existen, condenados
forzosamente al orgasmo en cada acto sexual.
Nº De Serie: NC/TCM/00655. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Domingo, 10 de septiembre de 2017.
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