EL BIEN ABSOLUTO
Es, tal vez de todo su largo metraje de tres horas de duración, el momento más conmovedor y que (entre otros) más haya hecho correr ríos de tinta con los años: aquel en el que Itzhak Stern, insuperable Ben Kingsley, le dice a su jefe Oskar Schindler (Liam Neeson, otro que lo mismo), «Esta lista es el bien absoluto. Esta lista es la vida. Más allá de sus márgenes se abre el abismo». Y no puede decirse que le falte razón: en una película plagada de horrores, de una niña profiriendo una serie de actitudes racistas que sobrecogen, de nazis enloquecidos por el poder matando con total impunidad, de ganado humano llevado en trenes para su tortura, experimentación y posterior exterminio y de los instintos más atroces de la humanidad apoderándose del mundo, algo tan absurdo y en apariencia insignificante como un listado de nombres escrito en un papel se convierte en la luz frente a la oscuridad, en esperanza frente al horror más destructivo del hombre hacia si mismo. De entre las centenares de películas que tratan el holocausto nazi y la Segunda Guerra Mundial, tanto para la pequeña como para la gran pantalla, es La Lista de Schindler [Steven Spielberg, 1993] la que con diferencia mete el dedo en la llaga de forma más profunda no por mostrar los campos de batalla entre los soldados aliados y los de Hitler, con explosiones y sonidos de ametralladoras, si no por mostrar con toda la magnificencia visual de su blanco y negro hasta qué punto un país que estaba bien ponderado como civilizado y racional se pasa al odio visceral y al racismo más deleznable, matando a millones de “indeseables” y enarbolando la política de la destrucción y la negrura. Y en mitad de todo ello, se alza la ironía definitiva en forma de un alemán que avergonzado de su propia gente decide salvar a cuantos sea posible. En forma de una lista que, al margen de ideologías o razas, salvó muchísimas vidas. Una lista de bien absoluto.
Nº De Serie: NC/TCM/00693. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Martes, 17 de octubre de 2017.
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