LA COSA NO HABLA
Tan sutil que pasa
desapercibido, uno de los detalles más interesantes sobre La Cosa (El Enigma de
Otro Mundo) [John Carpenter, 1982] es que, a lo largo de la que se ha
considerado como la obra maestra de su director, hay en ella unos patrones que
se repiten, pero solo uno es el que realmente da auténtico miedo: que cada vez
que uno de los que forman el grupo de investigación del puesto de la antártica
se descubre ser una cosa extraterrestre que se hace pasar por humano éste,
súbitamente, pierde toda habla, soltando un abismal y hondo grito que parece
provenir desde las distantes negruras del universo. Retrato sobre la paranoia y
el miedo a lo desconocido, sobre la pérdida de la identidad individual al ser
absorbido y replicado por un ente alienígena cuya intención es la de sobrevivir
a costa de matar y replicar con cuanto entra en contacto, lo aislado del
escenario y lo cada vez más hostil de la situación son suficientes motivos para
empañar o eclipsar el que es con diferencia lo más revelador del ser que
100.000 años atrás se estrelló y/o aterrizó en la Tierra (un punto que en la
película era ambiguo) y logró sobrevivir tras congelarse en hielo: que su
inteligencia es meramente animal, y su capacidad de hablar como la de un loro
con una alta capacidad mental de reproducción, pero que ambas son las fachadas
de una criatura de instintos primarios básicos, cuyos únicos propósito es
“comer” y “reproducirse”. Por eso es tan significativo su mutismo: podría
hablar sobre los mundos que ha visitado o sobre las especies que asimiló en sus
viajes, de maravillas que el ojo humano nunca vio. Pero la cosa no habla, solo
huye o se enfrenta si se siente amenazada. Y no habla por la sencilla razón de
que en realidad, no tiene qué decir. Eso es precisamente lo más desolador de la
película: encontrar vida extraterrestre, y ser incapaz de todo diálogo y
negociación con ella en su instintiva hostilidad.
Nº De Serie: NC/TCM/00662. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Sábado, 16 de septiembre de 2017.
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