EMMY: NO TAN PEQUEÑA COMO PARECE
En 1928 el país de las barras y
estrellas hizo la primera transmisión de larga distancia de lo que cambiaría
para siempre el mundo de las comunicaciones. Fue el nacimiento de la
televisión, y que posteriormente, a partir de 1950, se pasaría del blanco y negro
a un color más o menos sencillo, a la espera de un futuro de tecnología digital
que potenciase el formato y la calidad de imagen a niveles de pantalla
cinematográfica. Pero un año antes, el 25 de enero de 1949, a tan solo 20 años
vista de la primera ceremonia de los Óscar (el 16 de mayo de ese año), los Emmy
hicieron su aparición para recompensar lo más granado de la pequeña pantalla. Y
al igual que con la dorada estatuilla de la gran pantalla, la figurilla de una
mujer alada sosteniendo un átomo, creada por Louis McManus inspirándose en su
esposa Dorothy, se ha convertido con el paso de los años en una ceremonia con
el mismo glamour y excelencia en lo profesional, demostrando que el cine no
solo existe y respira en las grandes salas comerciales, si no también dentro
del hogar de cada casa, haciendo de ellas un hito capaz de congregar a miles o
millones de fans entregados que a cada temporada viven apasionados las
peripecias de sus personajes adorados o de miniseries y otros trabajos en busca
de un entretenimiento con sello de calidad. Una ceremonia y un palmarés no
exento de interés que sirve tanto a modo de retrospectiva sobre la sociedad a
lo largo del siglo XX en adelante, como de una larga tradición de personas que,
sin necesidad de haber pasado por la gran pantalla (o combinando ambas), sacan
lo mejor de ellos mismo en pos de una historia en la que creen y que les
convierte en el centro de miles de encendidos debates y análisis, primero en
prensa y papel puché en el siglo XX y luego en redes digitales en el XXI.
Porque si algo queda patente, es que la pequeña pantalla a veces puede no ser
tan pequeña como parece.
Nº De Serie: NC/TCM/00664. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Lunes, 18 de septiembre de 2017.
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