RUBY SPARKS: LA PERFECCIÓN INCONSCIENTE
Raramente la gente es capaz de
percibir cuando ha alcanzado la perfección en su vida, cuando ha llegado a ese
momento donde las distintas partes de su vida se han reunido para formar una
imagen clara y nítida de él y su entorno, ya que es lo más frecuente que dicha
noción solo se descubra a posteriori. Y un buen ejemplo de ello, no sin cierto
matiz fantástico de por medio, puede encontrarse en el escritor Calvin
Weir-Fields cuando, una mañana como otra cualquiera, baja a la cocina desde su
habitación y se encuentra para su horror que la chica sobre la que ha escrito
ha cobrado vida como una persona real. Desbordado por la situación hasta que
finalmente consigue asumir la realidad de ella, la aparente relación estable y
segura entre ellos cambia cuando, no pudiendo contenerse las ganas, Calvin se
sienta ante la máquina de escribir y decide probar si puede “arreglar” a su
chica ordenándole algo o alterando su modo de ser. Y es que la pobre Ruby
Sparks [Jonathan Dayton y Valerie Faris, 2012], a partir de ese momento, pierde
su pureza y naturalidad para, poco a poco, convertirse en una amalgama de
sueños y fantasías que el propio Calvin se ve incapaz de frenar en su intento
de deshacer lo que ha hecho, llegando a demostrarle a la propia Ruby hasta qué
punto tiene el control sobre ella. Una reflexión acertada sobre el escritor y
sus fantasmas así como la obsesión por el control de unas personas a otras,
Paul Dano y Zoe Kazan, en una máxima expresión de “el cine imita la vida” (al
ser pareja en la vida real), los dos se convierten de pareja perfecta a amo y
esclava, de creador al que la creación se le escapa de las manos y hace lo que
puede por remodelarla para que sea tan perfecta como él deseaba, encontrándose
con una decepción detrás de otra. Pero Ruby ya era perfecta y no hacía falta
cambiarla. Lo que ocurre es que Calvin no tenía manera de reconocer que esa era
la felicidad.
Nº De Serie: NC/TCM/00605. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Viernes, 28 de julio de 2017.
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