LA MIRADA DE LA ASFIXIANTE SOLEDAD
Estar solo es una cosa. Sentirse
solo, otra muy diferente. Algo que bien sabe William O’Niel, seguridad de un
puesto minero en Io (una luna de Júpiter), en Atmósfera Cero [Peter Hyams,
1981], cuando intercepta una llamada entre el director Sheppard y su contacto
Bellows. Estoico e impertérrito, sin decir una sola palabra y con una mirada
expresa la asfixiante soledad que siente en su interior, O’Niel escucha
impotente como ambos hombres comentar de enviar a dos sicarios para asesinarle,
a fin de que no moleste ni estorbe los negocios de drogas que ambos se traen
entre manos a fin de que la plantilla de trabajo rinda el doble para sacar más
beneficios. Y es al final, cuando Sheppard dice sin tapujos que nadie irá a
socorrerle ni ayudarle, cuando Sean Connery, con solo sus ojos, expresa el
dolor de saberse sin ayuda, apartado de los demás y con su vida en peligro.
Algo muy parecido, salvando tiempo y espacio, que le pasó también al periodista
Gary Webb en Matar al Mensajero [Michael Cuesta, 2014] cuando, al ir a recoger
un premio como periodista del año por destapar una conspiración en el gobierno
de Estados Unidos para financiar guerras en Latinoamérica y pillar millones en
droga para darla en la comunidad negra. Y lo que debería ser la culminación de
su carrera se convierte en derrota al ver que nadie le aplaude, que sus propios
compañeros le dan la espalda por abrir la Caja de Pandora, temerosos de un
gobierno al que no es bueno cuestionar. Dos ejemplos entre muchos otros (Jim
Garrison en JFK. Caso Abierto [Oliver Stone, 1991], mirando la tumba del
Presidente Kennedy), que sirven a modo de emblema de la encrucijada de un
hombre contra un sistema que no desea ser cuestionado ni molestado en modo
alguno. Al margen de drogas del futuro o magnicidios pasados, en ambos casos el
resultado es el mismo: la asfixiante soledad de un héroe, cuya causa le
enfrenta contra todo un sistema.
Nº De Serie: NC/TCM/00654. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Sábado, 9 de septiembre de 2017.
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