Vista En: La Sexta, domingo 17 de diciembre de 2017.
Título Original: Ice Road Terror.
Director: Terry Ingram.
Guión: Keith Shaw. Género: Terror.
Música: Stu Goldberg. Fotografía: Michael Balfry.
Decorados: Grayson Hosie. Vestuario: Rebekka Sorensen.
Productoras: ARO Entertainment y Hybrid. Presupuesto: ±2.000.000 $.
País: USA. Año: 2011. Duración: 86 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Brea Grant
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Rachel Harris
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Ty Olsson
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Jack Simmons
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Dylan Neal
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Neil Conroy
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Malcolm Stewart
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Karl Kruger
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Michael Hogan
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Terry Lowman
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Merrilyn Gann
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Beryl Lowman
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David Lyle
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Tanner
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William Belleau
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Tyee
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Jim Shield
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Heath Reid
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Don Thompson
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Dan Sparkman
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Sean O. Roberts
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Krem
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Donavon Stinson
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Trucker
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Rachel Harris es una geóloga enviada a una lejana explotación minera en Alaska, en donde conoce a Jack Simmons y Neil Conroy, dos amigos que trabajan como camioneros en la mina. Pero lo que debería ser una visita de rutina cambia cuando al llegar descubren que durante una voladura hecha poco antes los mineros a una criatura prehistórica de su escondite.
Crítica: El televisivo Terry Ingram, perpetrador entre otras de películas del estilo de La Hija Perfecta [2007] y Llamada para un Asesinato [2009] se alza como firmante de un esperpéntico espectáculo de serie Z inspirándose de un modo muy sui géneris en una leyenda esquimal para a partir de ella montarse la típica película con bicho asesino de por medio, pero haciéndolo a niveles de monstruosidad (la apariencia de monstruo así como el escenario en el que se mueve: ¿un lagarto prehistórico en Alaska que sobrevive a base de matar y comerse a personas?; los efectos especiales para darle vida y movilidad, una prueba tangible de que Hollywood cuando se empeña en generar espantos, no hay quien le gane; Olson y Neal, dos camioneros y amigos metidos en camisa de once varas: sus no-interpretaciones son molestas al igual que Brea Grant con su Rachel Harris: un triunvirato de inutilidad absoluta). Delirante y con instantes de puro onanismo cinematográfico destinado a la pequeña pantalla, La Criatura del Hielo, lejanísimo título de su muy soso original “La Carretera de Hielo del Terror” es ante todo y por encima de todo un bodrio de principio a fin, incapaz de generar el menor de los suspenses (la huida de la mina con la criatura persiguiendo a los camioneros: un delirio digno de una indigestión tras comer demasiado; la llegada al refugio de los Lowman, que acumula unos enfoques de cámara hechos para disimular al monstruo cuando no hay medios para mostrarlo; la cámara, en plano subjetivo, mostrando la “visión térmica” del monstruo: no solo resulta estrafalario, si no que también dista mucho de lo que es la verdadera visión térmica). Hundiéndose en su propia inmundicia a marchas forzadas, la justita hora y media de su duración ofrece uno de esos lamentables espectáculos hechos para amantes del lado menos brillante de la Meca del Cine. Un monumento al cine más incapaz, anodino e inepto.
La Puntilla: ¿Nadie le dijo al guionista que los lagartos y el frío no se llevan bien, o es que iba borracho y le daba igual?.
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