Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), sábado 10 de marzo
de 2012.
Título Original: Hugo.
Director: Martin Scorsese.
Guión: John Logan, basado en la novela La Invención
de Hugo Cabret, de Brian Selznick, publicada en 2007. Género: Drama.
Música: Howard Shore. Fotografía: Robert Richardson.
Decorados: Francesca Lo Schiavo. Vestuario: Sandy Powell.
Productoras: Paramount Pictures, GK Films y Infinitum
Nihil.
Presupuesto: ±150.000.000 $.
País: USA. Año: 2011. Duración: 126 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Asa Butterfield
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Hugo Cabret
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Chloë Grace Moretz
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Isabelle
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Ben Kingsley
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Georges Méliès
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Sacha Baron Cohen
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Gustave Dasté
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Ray Winstone
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Tío Claude
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Emily Mortimer
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Lisette
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Christopher Lee
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Señor Labisse
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Helen McCrory
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Mama Jeanne
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Michael Stuhlbarg
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Rene Tabard
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Frances de la Tour
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Madame Emilie
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Richard Griffiths
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Señor Frick
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Jude Law
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Padre de Hugo
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En 1931, Hugo Cabret es un niño pequeño que
vive en secreto en la estación de trenes de Montparnasse en París. Obcecado en
arreglar un autómata en el que su padre trabajaba antes de morir y descubrir
qué hace, conoce a Isabelle, una alegre chica que vive con su padrino, un
tendero de la estación, que le ayudará en su tarea sin imaginar las
consecuencias.
Crítica: Dando un brusco giro a su carrera para olvidarse
de la mafia al estilo Uno de los Nuestros [1990], Martin acomete un
extraordinario homenaje a los orígenes del cine con un reparto donde caras
veteranas y otras más juveniles mezclan sus talentos en un biopic del
legendario Georges Méliès (1861-1938) muy sui géneris, impecable en todo
momento en lo tocante a su recreación y puesta en escena como fantástica en la
partitura de un siempre interesante Howard Shore (la química entre Hugo e
Isabelle, con una Chloe Grace Moretz demostrando que tras la Hit-Girl de
Kick-Ass [Matthew Vaughn, 2010] existe una maravillosa actriz en ciernes; Sacha
Baron Cohen, dando la campanada a base de un papel en las antípodas de Ali G
Anda Suelto [Mark Mylod, 2002], su Dasté, un inspector de estación cojo, tiene
suficientes matices para hacer de él algo dramático y contenido a la vez;
Christopher Lee: da igual su papel, no hay forma de impedir que brille con luz
propia). Jugando con el espectador a base de pistas en espera de resolverse y
teniendo en Ben Kingsley un torrente de interpretación a potencia infinita, La
Invención de Hugo trasciende todas sus limitaciones para ser dos horas del
séptimo arte para cobrarse una deuda largo tiempo contraída y justamente
saldada, haciéndolo con una excelencia de quitarse el sombrero (el autómata,
completando un dibujo que ni Hugo ni Isabelle reconocen pero que es parte de la
humanidad desde 1912; el dolor de Méliès, un hombre cuyos deseos de dar magia y
fantasía chocaron de pleno con el horror de la Primera Guerra Mundial; el
encuentro de Hugo e Isabelle con Rene Tabard, entusiasta Michael Stuhlbarg).
Con subtramas que rellenan espléndidamente su metraje como el interés romántico
entre Dasté y Lisette (preciosa Emily Mortimer), complicado por su cojera, la
película reivindica y con justa razón a una figura irrepetible. Cine en su pura
esencia.
La
Puntilla: ¿Por qué se ha
tardado tanto en hacer una biopic sobre Méliès, cuando todo lo que es el cine
se lo debe precisamente a él?.
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