Vista En: Gnula.nu, domingo 19 de noviembre de 2017.
Título Original: Children of the Corn II: The Final Sacrifice.
Director: David F. Price.
Guión: A. L. Katz y Gilbert Adler, inspirado en el
relato corto Los Chicos del Maíz, de Stephen King, publicado en 1978. Género: Terror.
Música: Daniel Licht. Fotografía: Levie Isaacks.
Decorados: Natali K. Pope. Vestuario: Gigi Melton.
Productoras: Corn Cobb Productions, Fifth Avenue
Entertainment, Trans Atlantic Entertainment y Dimension Films. Presupuesto: ±900.000 $.
País: USA. Año: 1992. Duración: 92 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Terence Knox
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John Garrett
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Paul Scherrer
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Danny Garrett
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Ryan Bollman
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Michael
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Christie Clark
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Lacey Hellerstat
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Rosalind Allen
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Angela Casual
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Ned Romero
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Frank Oso Rojo
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Ed Grady
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Dr. Richard Appleby
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John Bennes
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Reverendo Hollings
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Wallace Merck
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Sheriff Blaine
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Joe Inscoe
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David Simpson
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Kelly Bennett
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Mary Simpson
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Rob Treveiler
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Wayde McKenzie
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Un año después de descubrirse la matanza
ocurrida en el pueblo de Gatlin, los vecinos del cercano Hemingford deciden
adoptar a los chicos supervivientes del culto de Isaac. Hasta allí llega el
periodista John Garrett y su hijo Danny para investigar, pero mientras John
investiga, los niños vuelven a reorganizarse, provocando diversas muertes por
todo Hemingford.
Crítica: Tardía y torpe secuela de Los Chicos del Maíz
[Fritz Kiersch, 1984], a la que el cambio de década respecto a ésta se le nota
de maneras evidentes a lo largo de su metraje, y con que la Price, en su
segunda película después de la desastrosa El Hijo de las Tinieblas [1991],
revalida su condición de director anodino y superfluo, creando un esperpento en
el que los delirios se suman a velocidad de vértigo (la relación padre-hijo
entre John Garrett y Danny, con un horroroso y cargante Paul Scherrer: no solo
desvía de la trama principal, si no que acaba siendo un dislate bien gordo;
Michael, un indigno Ryan Bollman heredero del original John Franklin, que hace
lo que puede pero no consigue darle a su personaje el empaque necesario; las
dos ancianas de la película, a las que el destino les tiene reservado dos
destinos crueles, uno imitando a El Mago de Oz [Victor Fleming, 1939] y otro
involuntaria y locamente cómico). A unos estilismos horteras noventeras que
casi son cancerígenos para los ojos y una banda sonora deficiente por enteros,
lo poco detallado de su fotografía y progresión narrativa convierten a Los
Chicos del Maíz 2: El Sacrificio Final en una deshonra constante, que busca en
vano inspirar terror cuando en realidad el verdadero terror es la propia
película en si (Christie Clark, o la prototípica belleza adolescente americana
cuyo personaje no va más allá de “la chica de la peli”: lo de su escenita corriendo
con Danny por el maíz en plan romántico es de un ñoño-ridículo que espanta solo
de verlo; Oso Rojo, un toque racial de misticismo nativo americano, puesto solo
como contrapunto al cinismo y escepticismo modernista de John Garrett; Michael,
jugando a su manera con un muñeco en la iglesia: no apto para hemofóbicos).
Jugando a lo predecible en todo momento (Michael, convirtiendo a Danny), la
película renquea hasta la extenuación. Una producción innecesaria, ausente de
toda calidad.
La Puntilla: Ah, esa mentalidad moderna incapaz de creer en lo sobrenatural o que un niño pueda matar. Nada más tonto que dárselas de listo.
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