Vista En: Gnula.nu, miércoles 22 de noviembre de 2017.
Título Original: Children of the Corn: Revelation.
Director: Guy Magar.
Guión: S.J. Smith, inspirado en el relato corto Los
Chicos del Maíz, de Stephen King, publicado en 1978. Género: Terror.
Música: Steve Edwards. Fotografía: Danny Nowak.
Decorados: Johanna Mazur. Vestuario: Brad Gough.
Productoras: Creeper Films y Neo Art & Logic. Presupuesto: ±2.500.000 $.
País: Canadá. Año: 2001. Duración: 82 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Claudette Mink
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Jamie
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Kyle Cassie
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Agente Armbrister
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Michael Ironside
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Sacerdote
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Troy Yorke
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Jerry
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Michael Rogers
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Stan
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Taylor Hobbs
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Niña Rubia
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Jeff Ballard
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Niño Rubio
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Sean Smith
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Abel
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Crystal Lowe
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Tiffany
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Louise Grant
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Hattie Soames
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John Destry
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Maniático
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Ron Small
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Dependiente de tienda
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Jamie viaja hasta Hampton Arms en Omaha,
Nebraska, en busca de su abuela, que ha desaparecido de una forma repentina.
Mientras intenta averiguar qué pudo haberle pasado, una serie de apariciones y
extraños niños empiezan a sembrar de muertes el edificio, todo al parecer
relacionado con una secta religiosa que murió en un pavoroso incendio años
atrás.
Crítica: El veterano y televisivo Guy Magar, director
de Alma Asesina [1987] y Lookin’ Italian [1994] como únicas películas para
cine, firma una séptima y absolutamente
calamitosa séptima entrega de la franquicia donde el terror y el suspense
brillan por su ausencia y que por momentos parece ser una copia bastarda y
truculenta de la legendaria Barton Fink [Joel y Ethan Coen, 1991], plagada por
personajes excéntricos que consiguen hacer de todo menos dar el menor atisbo de
escalofrío (los habitantes de Hampton Arams, del prototípico paranoico con
tendencias de soldadito al maniático cascarrabias y la bailarina exótica: ¿por
qué no un yeti, ya puestos?; Michael Ironside, demostrando que lo suyo es ser
un camaleón humano capaz de salir airoso incluso del disparate más horrible;
Hobbs y Ballard, dos niños que van y vienen a su voluntad como les viene en
gana: más que terror, parecen dos pastilleros infantiles con unos claros signos
de colocón perpetuo). Insalvable ni siquiera por la pose un tanto más seria y
estoica de Claudette Mink en su intento de aportar talento y algo que sea de
terror, la cinta ofrece un revuelto de ideas nada espantosas pero sí
estrafalarias hasta lo alucinante, amén de una banda sonora inexistente de todo
matiz que asuste (Tiffany, descubriendo que tiene un curioso mirón al darse un
baño: lo de después es una majadería imposible de creerla; todo el complejo de
pisos, degradado y ruinoso que si da terror es por su constante apariencia de
derrumbarse en cualquier instante; Jerry, encontrándose con lo inesperado
mientras se monta una fiesta él solo en la azotea: una memez del tamaño de una
casa). Los Chicos del Maíz: Revelación se hunde en las aguas procelosas y
nauseabundas de la desgracia fílmica, creando una hora y veinte minutos de
entretenimiento inane y del todo innecesario. Y lo del videojuego House of the
Dead, tanto o más inútil y absurdo que el resto de la cinta.
La Puntilla: ¿Terror?. Sí, me suena que existe algo llamado terror. Pero más bien habrá que buscarlo en otra parte. Aquí no hay de eso.
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