Publicado El: Lunes, 9-Oct-2017. Nº De Serie: C25/TCM/0002257.
Vista En: Cines Odeón (Corvera), domingo 8 de octubre
de 2017.
Título Original: The Shack.
Director: Stuart Hazeldine.
Guión: John Fusco, Andrew Lanham y Destin Cretton,
basado en la novela homónima de William Paul Young con colaboración de Wayne
Jacobsen y Brad Cummings, publicada en 2007. Género: Drama.
Música: Aaron Zigman. Fotografía: Decían Quinn.
Decorados: Tracey Doyle. Vestuario: Stacy Caballero y Karin Nosella.
Productoras: Summit Entertainment y Netter Productions.
Presupuesto: ±20.000.000 $.
País: USA. Año: 2017. Duración: 132 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Sam Worthington
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Mackenzie ‘Mack’ Phillips
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Octavia Spencer
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Papa
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Avraham Aviv Alush
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Jesús
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Sumire Matsubara
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Sarayu
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Tim McGraw
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Willie
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Alice Braga
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Sophia
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Radha Mitchell
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Nan Phillips
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Megan Charpentier
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Kate Phillips
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Gage Munroe
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Josh Phillips
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Amelie Eve
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Missy Phillips
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Graham Greene
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Papa hombre
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Ryan Robbins
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Emil Ducette
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Mack Phillips es un padre de familia cuyo
mundo se viene abajo la tarde, socorriendo a sus dos hijos en un lago de
montaña, pierde a Missy, la hija menor. Roto de dolor y distándose más su
esposa Nan y sus hijos, un día recibe una carta en su buzón invitándole a ir a
la cabaña en donde se perdió el rastro de ella, encontrándose con Dios, Jesús y
el Espíritu Santo.
Crítica: Segunda película de Hazeldine después de Exam
[2009], con la que hace una disección en crudo del dolor y la pérdida con una
más que evidente cara fantástica, pero metiendo un par de cambios sobre el
texto original para trastocar sus coordenadas a fin de buscar las
interpretaciones del espectador que no una verdad absoluta, con curiosos
detalles raciales de por medio (las razas que se aparece la Sagrada Trinidad:
negra, judía, japonesa y con gotas de nativo americano, con unos Spencer,
Matsubara, Alush y Greene crípticos, pero llenos de vitalidad y sabiduría; los
careos de Mack con Papa, soltando la clásica retahíla de cuestiones sobre las
tragedias y la gente que las sufre: mil veces visto, pero sin perder su
potencia emocional por ello; el modo en que la película juega a la ambigüedad,
a diferencia del libro: un truco ex profeso que no resta brillantez, pero que
sí la deja en un cierto limbo narrativo). A una puesta en escena preciosista en
su fotografía se une una banda sonora de lo más encantadora para hacer de La
Cabaña una película que se aparta de lo típicamente católico-cristiano para
irse a terrenos más espirituales, buscando más la moraleja reconciliadora que
la clásica conversión, con algún momento emotivo de efectos especiales (Mack,
viendo el mundo tal como Sarayu y los demás lo perciben: sobrecogedor y
conmovedor; la impotencia de Nan viendo a su marido derrumbarse: Radha Mitchell
está de fábula; Mack y su encuentro con Sophia, una fascinante Alice Braga).
Uno de esos largometraje en la línea de El Cielo es Real [Randall Wallace,
2014] hecho para generar sentimientos encontrados por su pátina
propagandística, pero cuyo contenido y trasfondo es digno de tenerse en cuenta.
Una odisea de reconciliación y aprendizaje con la que Worthington luce intenso
y desgarrado (la transformación de Mack: sensacional), cuyo cierre reincide en
lo de siempre. Decente sin más.
La
Puntilla: El problema con la
fe y la religión es que la gente ha olvidado su verdadero propósito: ser un
apoyo, no un modo de vida.
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