Vista En: Gnula.nu, viernes 10 de noviembre de 2017.
Título Original: The Texas Chain Saw Massacre.
Director: Tobe Hooper.
Guión: Kim Henkel y Tobe Hooper, basado en una
historia original de Kim Henkel. Género: Terror.
Música: Tobe Hooper y Wayne Bell. Fotografía: Daniel Pearl.
Decorados: [Desconocido]. Vestuario: [Desconocido].
Productora: Vortex. Presupuesto: ±300.000 $.
País: USA. Año: 1974. Duración: 83 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Marilyn Burns
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Sally
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Paul A. Partain
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Franklin
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Allen Danziger
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Jerry
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William Vail
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Kirk
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Teri McMinn
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Pam
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Edwin Neal
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Autostopista
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Jim Siedow
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Viejo
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Gunnar Hansen
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Cara de Cuero
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John Dugan
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Abuelo
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Robert Courtin
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Limpiaventanas
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William Creamer
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Barbudo
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Joe Bill Hogan
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Viejo Borracho
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Sally y Franklin son dos hermanos que viajan
a su pueblo natal en Texas para visitar la tumba de su abuelo junto a sus tres
amigos Pam, Kirk y Jerry. Desviándose de su ruta de vuelta para ir a ver
brevemente la granja donde se criaron, los cinco se encuentran de lleno con el
horror en forma de una familia que primero asesinan y luego se comen a sus
víctimas.
Crítica: En su segunda película tras la experimental
Eggshells (Cáscaras de Huevo) [1969], Tobe Hooper rompe con lo establecido para
dirigir una oda a la víscera y la casquería a base de orquestar un show sórdido
y demente por naturaleza, salvaje que sobrepasa el extremo de lo soportable, el
cual desde el primer minuto deja pistas de su amor por lo gore y lo perturbador
(Cara de Cuero: sin más, por definición y antonomasia, icono del terror, un
monstruo que vive por y para la tortura y el asesinato de la manera menos
elegante que nadie pueda imaginarse; el inicio, con una voz en off radiofónica
contando la profanación de un cementerio: las imágenes que acompañan dicha
narración son repulsivas hasta lo indecible; el encuentro de Sally el resto del
grupo con un autostopista con evidentes signos de deficiencia psíquica...y de
algo más). Nada destacable en su banda sonora pero sí reseñable no solo por la
agreste puesta en escena, su degradada ambientación y una fotografía amante de
ir a lo más grotesco posible, La Matanza de Texas es una revolución en si misma
que consigue en lo mínimo y escueto de su duración insertar imágenes dentro del
subconsciente difícil de olvidar (Sally, asistiendo a una cena familiar con una
ornamentación que nada tiene de cómoda ni agradable: tanto los brazos del
sillón donde se sienta o sus lámparas ponen los pelos de punta; la granja
familiar de Sally y Franklin, así como la de “la familia”: lugares
destartalados y decadentes, dejados de la mano del tiempo; el abuelo,
alimentándose: sin palabras para describirlo en lo inesperadamente macabro que
es). Un viaje a la locura y negrura de la América más profunda y brutal, con
algún momento para la esquizofrenia más alucinada (Cara de Cuero, agitando su
motosierra al amanecer), y una espiral de violencia sin parangón, que alza al
film como una experiencia cinematográfica única en lo consciente de su
aberración.
La Puntilla: Innovar significa hacer algo que nadie hizo antes. Pero también hacer algo que difícilmente nadie pueda hacer después.
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