Vista En: Gnula.nu, domingo 19 de noviembre de 2017.
Título Original: Children of the Corn.
Director: Fritz Kiersch.
Guión: George Goldsmith, basado en el relato corto
homónimo de Stephen King, publicado en 1978. Género: Terror.
Música: Jonathan Elias. Fotografía: João Fernandes, firmando como Raoul Lomas.
Decorados: Cricket Rowland. Vestuario: Barbara Scott.
Productoras: Hal Roach Studios, New World Pictures,
Angeles Entertainment Group, Inverness Productions, Gatlin, Cinema Group
Ventures, Cinema Group y Planet Productions. Presupuesto: ±800.000 $.
País: USA. Año: 1984. Duración: 92 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Peter Horton
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Burt
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Linda Hamilton
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Vicky
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R.G. Armstrong
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Diehl
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John Franklin
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Isaac
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Courtney Gains
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Malacae
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Robby Kiger
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Job
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AnneMarie McEvoy
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Sarah
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Julie Maddalena
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Rachel
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Jonas Marlowe
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Joseph
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John Philbin
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Amos
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D.G. Johnson
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Sr. Hansen
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Dan Snook
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Chico
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Burt y Vicky son una pareja que viaja por
carretera para llegar a Seattle. Atropellando accidentalmente a un niño al
llegar a Nebraska, acaban recalando en un pueblo llamado Gatlin, donde
descubren que los adultos han sido todos asesinados años atrás por orden de
Isaac, un niño que ha fundado un culto religioso en la que todos los adultos
son sacrificados.
Crítica: Muy interesante ópera prima a medio camino
entre el terror puro y la intriga psicológica que juega a una especie de
variante de El Señor de las Moscas [Peter Brook, 1963], poniéndolo en un
contexto fanático-religioso que pulsa las teclas adecuadas a fin de, partiendo
de la más sencilla premisa, dar un estupendo recetario de escalofríos (Gatlin,
ese eterno pueblo pequeño del interior de USA encantador y agradable donde
todos se conocen y nunca pasa algo malo: un prólogo, brutal, con los niños
tomando el poder del modo más sanguinario; Horton y Hamilton, el punto de apoyo
menos sólido de su trama, que no pasan de la típica parejita feliz metida en
camisas de once varas: no obstante, les dan a sus personajes una genial
credibilidad; Isaac, o la versión juvenil de Jim Jones y demás predicadores
asesinos: los muy bien escondidos 24 años de John Franklin logran una
perturbadora y mesiánica aura maligna a su adolescente rol). Notándose mucho su
limitación de medios, pero también su ingenio para aprovecharlos lo mejor
posible como por ejemplo en su banda sonora, Los Chicos del Maíz es de esas
películas que, salvando algún escollo, resulta endiabladamente perversa como a
la vez adictiva (Malacae, la furia y el odio religioso llevados a su máxima
expresión: Gains está inmenso al igual que Julie Maddalena como Rachel; Burt,
encontrándose en la iglesia con una ceremonia de cumpleaños muy particular;
Vicky y Burt, descubriendo que las señales de tráfico juegan maliciosamente con
ellos). Explosivo y paroxístico en lo que a su clímax final se refiere y
dejando unos elementos de guión para la historia el cine (todas las referencias
a “El que Camina detrás de la Fila”), el trabajo de Kiersch es una joya de la
más artesana y siempre sorprendente serie B. Un largometraje humilde de
solemnidad, pero cuya fuerza es tanto o más magnética que su antagonista
principal. Un auténtico placer culpable.
La Puntilla: ¿Te crees que un fanático religioso adulto puede ser peligroso?. Espera a ver de lo que son capaces los niños.
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