Vista En: Gnula.nu, domingo 12 de noviembre de 2017.
Título Original: The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning.
Director: Jonathan Liebesman.
Guión: Sheldon Turner y Sheldon Turner, basado en
una historia original de David J. Schow. Género: Terror.
Música: Steve Jablonsky. Fotografía: Lukas Ettlin.
Decorados: Randy Huke. Vestuario: Marian Ceo.
Productoras: New Line Cinema, Platinum Dunes, Next
Entertainment, Texas Chainsaw Productions y Vortex/Henkel/Hooper. Presupuesto: ±16.000.000 $.
País: USA. Año: 2006. Duración: 91 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Jordana Brewster
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Chrissie
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Taylor Handley
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Dean
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Diora Baird
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Bailey
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Matt Bomer
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Eric
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R. Lee Ermey
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Charlie Hewitt/Sheriff Hoyt
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Andrew Bryniarski
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Thomas Hewitt/Cara de Cuero
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Lee Tergesen
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Holden
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Terrence Evans
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Tío Monty
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Kathy Lamkin
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Dama del Té
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Marietta Marich
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Luda Mae
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Leslie Calkins
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Sloane
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Tim DeZarn
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Supervisor
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En 1969, Dean y Eric son dos hermanos que
junto a sus novias Chrissie y Bailey hace un viaje por carretera antes de que
Eric se aliste para irse a Vietnam. Pero, tras un encuentro con una motera que
se les acercó a ellos para atracarles, los cuatro se convierten en presas del
Sheriff Hoyt, que los lleva a su casa para matarlos y hacerlos comida para su
familia.
Crítica: Después de debutar con la pequeña pero
interesante En la Oscuridad [2003], Jonathan Liebesman se mete en camisa de
once varas para rodar una continuación de La Matanza de Texas [Marcus Nispel,
2003] que en realidad es una precuela entorno al personaje del Sheriff Hoyt y
su familia, saltando la narración cuatro años atrás respecto al film de Nispel,
pero haciéndolo con la mayor de las mediocridades, componiendo una sinfonía que
desafina en todos sus compases (Cara de Cuero, la estrella de la saga,
transformado en un mero complemento de un Charlie Hewitt más perturbado que él;
las piernas del Tío Monty y cómo llega a perderlas de rodilla para abajo,
ejemplo del gore 100% gratuito y antítesis de lo que significa “terror”; la
presentación de Eric y el resto de la panda, un mini-prólogo plagado de
topicazos que incluso intenta meter algo de comedia sin llegar a serlo).
Disfrutando a lo grande con lo que es un encubierto producto para lucimiento
del veterano R. Lee Ermey y sus dotes de sadismo explícito, La Matanza de
Texas: El Origen alcanza niveles de podredumbre y miseria realmente
estratosféricas, fallando en su reinvención de Cara de Cuero y su familia como
en su uso de una fotografía que bebe sin pudor de su primera parte, intentando
recrear la atmósfera de La Matanza de Texas [Tobe Hooper, 1974] en vano (el
deslustrado y ajado aspecto de la casa Hewitt o del matadero, buscando
evidenciar el decadente estado de un lugar que va directo hacia la ruina y el
abandono; Hoyt, pidiendo a Dean que haga diez flexiones para que quede libre,
algo que duele solo de verlo; el atraco de la motera, resuelto de la manera más
expeditiva posible). Con un epílogo forzadamente agorero, Liebesman se
convierte en una extensión del brazo de Nispel, manteniendo unas coordenadas de
inmundicia nada agraciadas, que se huelen en su hedor a kilómetros. Un escarnio
del todo injustificable.
La Puntilla: En vez de llamarla “La Matanza de Texas: El Origen” deberían llamarla “Sheriff Hoyt: El Origen”. Hubiera quedado mejor.
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