Vista En: Gnula.nu, domingo 12 de noviembre de 2017.
Título Original: The Texas Chainsaw Massacre.
Director: Marcus Nispel.
Guión: Scott Kosar, basado en el libreto original de
1974 de Kim Henkel y Tobe Hooper. Género: Terror.
Música: Steve Jablonsky. Fotografía: Daniel C. Pearl.
Decorados: Randy Smith Huke. Vestuario: Bobbie Mannix.
Productoras: New Line Cinema, Focus Features, Radar
Pictures, Platinum Dunes, Next Entertainment, Wonder Works Studios
Entertainment Group y Chainsaw Productions LLC. Presupuesto: ±9.200.000 $.
País: USA. Año: 2003. Duración: 98 minutos. Color y B/N.
Reparto:
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Personajes:
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Jessica Biel
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Erin
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Jonathan Tucker
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Morgan
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Erica Leerhsen
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Pepper
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Mike Vogel
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Andy
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Eric Balfour
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Kemper
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Andrew Bryniarski
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Thomas Hewitt (Cara de Cuero)
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R. Lee Ermey
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Sheriff Hoyt
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David Dorfman
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Jedidiah
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Lauren German
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Adolescente
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Terrence Evans
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Viejo Monty
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Marietta Marich
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Luda May
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Heather Kafka
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Henrietta
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: El 18 de agosto de 1973 cinco jóvenes que
viajan por Texas tras haber pasado unos días en México recogen a una chica que
iba caminando por la carretera. Cuando esta se suicida de repente, el grupo
busca contactar con la policía, pero en su lugar se encuentran con una familia
de psicópatas que les dan caza uno a uno para asesinarlos y convertirlos en
comida.
Crítica: Curtido y veterano director de video
musicales, responsable del de C & C Music Factory “Gonna Make You Sweat,
Everybody Dance Now” [1991], y el de Elton John “Believe” [1995] entre
bastantes otros, Nispel debuta como realizador de largometrajes con una torpe
reinvención de la película original que dirigiese Tobe Hooper en 1974,
apostando por unos niveles de violencia y gore que resultan entre enfermizos y
repugnantes, fallando miserablemente en todos los niveles de la misma a pesar
de lo potente de parte de su elenco (R. Lee Ermey, un papel que recupera la
mejor versión de quien debutase en La Chaqueta Metálica [Stanley Kubrick,
1987]: lo suyo es un placer culpable, con mayúsculas; la atmósfera de sus
escenarios y sus decorados, deprimente, generando una eterna y nauseabunda
sensación de asco; el suicidio, potente pero menos escabroso que los veinte o treinta
minutos siguientes de estar con el cadáver sin moverlo: un superfluo ejercicio
de sadismo post-mórtem). Sin gracia ni siquiera inspirando el leve sentimiento
de temor ni de suspense, la ópera prima de Nispel se recrea con exceso dentro
de lo visceral y la sangre, perdiendo fuerza a pasos agigantados desde su
primera escena (Jessica Biel, que más allá de su impresionante físico apenas
consigue llamar la atención en su papel de “reina del grito” heredado de la
original Marilyn Burns; el nivel de masacre propiamente dicho, elevado y con
muchas dosis de hemoglobina, pero sin espanto alguno de por medio; la reunión
familiar, eterno recurrente de la saga, hundiéndose en la nadería de la
mediocridad). Desaprovechando incluso un prólogo y un epílogo en blanco y negro
que en verdad prometen lo que nunca dan (un film decente), La Matanza de Texas
versión 2003 resulta un fiasco como la copa no de un pino, desperdiciando el
tiempo y el dinero a fin de crear un fútil espectáculo de copia/pega
cinematográfico.
La Puntilla: ¿No deberían pillar la idea que jamás podrán igualar, y mucho menos superar, lo que fue la primera parte?.
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