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Driver [1978]

 Publicado El: Jueves, 7-Sep-2017. Nº De Serie: C25/TCM/0002143.
 Vista En: TCM, martes 5 de septiembre de 2017.
 Título Original: The Driver.
 Director: Walter Hill.
 Guión: Walter Hill. Género: Intriga.
 Música: Michael Small. Fotografía: Philip Lathrop.
 Decorados: Darrell Silvera. Vestuario: Jack Bear, Robert Cornwall y Jennifer L. Parsons.
 Productoras: EMI Films y Twentieth Century Fox Film Corporation.
 Presupuesto: ±4.000.000 $.
 País: USA. Año: 1978. Duración: 91 minutos. Color.

Reparto:
Personajes:
Ryan O’Neal
El Conductor
Bruce Dern
El Detective
Isabelle Adjani
La Tahúr
Ronee Blakley
La Conexión
Matt Clark
Policía trajeado de lino rojo
Felice Orlandi
Policía trajeado de lino dorado
Joseph Walsh
Ladrón de gafas
Rudy Ramos
Ladrón latino
Will Walker
Conductor rubio
Denny Macko
Hombre del intercambio
Frank Bruno
Conductor latino
Tara King
Rizosa

 (Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)

 Argumento: El Conductor es un especialista cuyo trabajo es tan único como también peligroso: es contratado por bandas de ladrones para llevar su coche durante sus atracos y esquivar a la policía. Su fama y su reputación de que no ha sido jamás detenido despierta las iras de un detective de la policía, que le monta una elaborada trampa con el único objetivo de atraparle.

 Crítica: Segunda película de Walter Hill tras El Luchador [1975], cuya puesta en escena y ambientación la sumerge sin más en el fascinante mundo del cine negro de los años 40 y 50 pero actualizado, atmosférica en la planificación de sus escenas como en lo etéreo de su desconocidos personajes, que prescinden de nombres propios y a veces casi de diálogos, compensando con una serie de espectaculares persecuciones que salvan por enteros la película (La Tahúr, o una Adjani de 22 años elegante y enigmática, una femme fatale cuya belleza cautiva y magnetiza solo de verla; El Detective, un Bruce Dern desatado cuya vena histriónica le va que ni pintada para un agente dispuesto a jugar en los límites de la ley para coger a su hombre: las puyas a sus compañeros son de traca; el prólogo, una declaración de intenciones con un inmenso y silencioso Ryan O’Neal). Intensa en la fotografía como en el encuadre de los personajes, sin olvidar la partitura de Michael Small, el film no es tanto la repetición del clásico juego de polis y ladrones vista hasta la saciedad como una elaborada maraña de traiciones e intrigas donde la ambigüedad se convierte en reina de la función (El Conductor, un ser serio y taciturno que solamente se dedica a lo único que sabe hacer: O’Neal pasa del humor estilo ¿Qué me Pasa, Doctor? [Peter Bogdanovich, 1972] para hacer un fascinante antihéroe: su expeditiva forma de lidiar con el ladrón latino es perfecta; la banda en si, un grupito de delincuentes mal avenido metidos a un trabajo que les viene grande: Walsh, Ramos y Walker están de fábula como perdedores; el colorido de la película, un universo de tonos apagados que forman una sugerente sinfonía cromática: ¿se vería igual de logrado de pasarse al blanco y negro tipo El Halcón Maltés [John Huston, 1941]?). Un trabajo anticlimático en su final, pero cuya fuerza es tan potente como las persecuciones recorriendo medio Los Ángeles.

 La Puntilla: Si O’Neal fuese Detective y Dern fuese Conductor no habría sido igual. Eran la opción más fácil. Por eso funciona mejor al revés.

 Mi Valoración
 ★★★★

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