Vista En: Cines Los Prados (Oviedo), domingo 23 de
marzo de 2014.
Título Original: Dallas Buyers Club.
Director: Jean-Marc Vallée.
Guión: Craig Borten y Melisa Wallack. Género: Drama.
Música: [No hay compositor]. Fotografía: Yves Bélanger.
Decorados: Robert Covelman. Vestuario: Kurt and Bart.
Productoras: Truth Entertainment, Voltage Pictures, R2
films, CE, Evolution Independent y RainMaker Films. Presupuesto: ±5.000.000 $.
País: USA. Año: 2013. Duración: 117 minutos. Color.
Reparto:
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Personajes:
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Matthew McConaughey
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Ron Woodroof
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Jennifer Garner
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Eve
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Jared Leto
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Rayon
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Denis O’Hare
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Dr. Sevard
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Steve Zahn
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Tucker
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Michael O’Neill
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Richard Barkley
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Dallas Roberts
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David Wayne
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Griffin Dunne
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Dr. Vass
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Kevin Rankin
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T.J.
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Donna Duplantier
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Enfermera Frazin
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Deneen D. Tyler
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Denise
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J.D. Evermore
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Clint
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: En 1985, un vaquero de rodeo llamado Ron
Woodrof acude a un análisis médico rutinario, donde se le diagnostica de SIDA.
Negado a aceptar una sentencia de muerte de una semana, se embarca en una
cruzada médica por todo el mundo, lo que le lleva a fundar un club para ayudar
a enfermos y a enfrentarse con la todopoderosa industria farmacéutica de USA.
Crítica: Demoledor largometraje de denuncia social a
la vez que una delicia de biopic sobre la vida del auténtico Ron Woodrof, con
la que el director de C.R.A.Z.Y. [2005] y La Reina Victoria [2009] abre debate
sobre el polémico tema de la medicina moderna y las políticas empresariales, en
manos de un inspiradísimo Matthew McConaughey que debe luchar a brazo partido
contra un Jared Leto aún mejor, que roba cada plano de la película como le
viene en gana gracias a uno de esos personajes entrañables y a la vez
desgarradores (el progresivo deterioro físico de Rayon, a causa de la
enfermedad, poniendo los pelos de punta: su energía y candidez hacen imposible
no encariñarse con él ante sus circunstancias; el principio, con Woodrof en el
hospital recibiendo la fatídica noticia: su reacción no solo es natural, si no
también asombrosa en lo que desata en él; su desencanto ante los que creía eran
sus amigos, al ver como tratan a cierto tipo de personas: su réplica es
perfecta). Prescindiendo de una banda sonora habitual y reemplazándola por una
selección cuidada de canciones, la puesta en escena y la recreación de mediados
de los 80 hacen de Dallas Buyers Club una de esas películas creadas para
colarse en todas las quinielas de festivales de premios que existen, pero
también como reflejo de una sociedad donde es el dinero y no la persona lo que
parece importar (las autoridades, sobretodo la FDA {Food and Drugs
Administration; en español, Administración de Alimentos y Medicamentos},
intentando impedir como sea la labor de Woodrof para ayudar a gente sin
recursos; el propio Woodrof, un vaquero de baja estofa convertido en un cruzado
por la dignidad humana: su evolución es de quitarse el sombrero; su final,
tanto o mejor que el resto de la película pero con diferencia). Un verdadero
dramón con D mayúscula, que no hace si no generar brecha sobre las miserias del
sistema sanitario.
La Puntilla: Curar una enfermedad no da tanto dinero como
tratarla durante años. Y entre medias, es la gente de a pie la que paga el
pato.
Mi
Valoración
★★★★★
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