Vista En: TCM, domingo 25 de junio de 2006.
Título Original: The Lost Weekend.
Director: Billy Wilder.
Guión: Billy Wilder y Charles Brackett, basado en la
novela homónima de Charles R. Jackson, publicada en 1944. Género: Drama.
Música: Miklos Rozsa. Fotografía: John F. Steiz.
Decorados: Bertram Granger. Vestuario: Edith Head.
Productora: Paramount Pictures. Presupuesto: ±1.250.000 $.
País: USA. Año: 1945. Duración: 101 minutos. B/N.
Reparto:
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Personajes:
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Ray Milland
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Don Birnam
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Jane Wyman
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Helen St. James
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Phillip Terry
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Wick Birnam
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Howard Da Silva
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Nat
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Doris Dowling
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Gloria
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Frank Faylen
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Bim Nolan
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Mary Young
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Sra. Deveridge
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Anita Bolster
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Sra. Foley
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Lilian Fontaine
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Sra. St. James
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Lewis L. Russell
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Sr. St. James
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Frank Orth
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Guardarropas de la Ópera
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(Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
Argumento: Don Birnam es un escritor al que le domina su
pasión por beber. Su hermano Wick planea irse juntos al campo un fin de semana
con propósito de alejarle de los bares y el alcohol, pero viéndose incapaz de
dejar la bebida Don acude a un bar cercano para tomarse una copa tras otra, a
la vez que su relación con la joven y guapa Helen St. James atraviesa
dificultades.
Crítica: Excepcional y valiente drama acerca del
alcoholismo con el que el autor de Cinco Tumbas al Cairo [1943] y Perdición
[1944] da vida a un guión al que solo se admiten darle excelencias y cumplidos
tanto por la forma como por el fondo, sabiendo donde meter el necesario toque
de comedia y donde poner la carga emotiva para hacer de Ray Milland un portento
interpretativo digno de todos los reconocimientos del mundo (su explicación a
Nat, el dueño del bar donde bebe, de lo que siente cuando se toma un trago: un
eufórico y vibrante discurso de fantasías y emociones desbocadas que permite a
MiIlland dar lo mejor de si mismo, genial en su necesaria sobreactuación; su
más que evidente angustia al acudir al teatro de la ópera, cuando resulta que
el acto en cuestión que está viendo es “El Brindis” de La Traviata: la
alucinación de Birnam al respecto recalca lo increíble de Wilder en la
planificación; su careo con Helen, afectada y conmovedora Jane Wyman,
reconociendo avergonzado ante ella sus defectos o el hecho de vivir a costa de
su hermano: uno de esos momentos que llegan muy hondo). Teniendo puntos extra
en aspectos como los secundarios o el más que edificante blanco y negro que
luce la película, Días sin Huella, lejanísima traducción de “El Fin de Semana
Perdido”, es un largometraje que mete el dedo en la llaga en cuanto a denunciar
el problema que supone el alcoholismo {máxime en unos años 40 donde cualquier
mención a ello brilla por su ausencia} y el dolor que sufren los amigos y
familiares por ello (Don, en el bar, coqueteando con la debutante Doris
Dowling, divertida y entrañable en su papel Gloria; el inicio, con la cámara enfocando
una botella que curiosamente cuelga por la parte de fuera de una ventana; su
final, épico y magistral sin paliativos ni adulteraciones). Un film fantástico
en vestuario y banda sonora, supeditados a una historia digna de recordar in
etérnum.
La Puntilla: Alcoholismo es saber que tu vida se limita a
la siguiente copa, y que la gente que más te importa sufrirá el infierno por
ello.
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