Vista En: Tele 5, viernes 3 de abril de 1998.
 Título Original: Demolition Man.
 Director: Marco Brambilla.
 Guión: Daniel Waters, Robert Reneau y Peter Lenkov,
basado en una historia original de Robert Reneau y Peter Lenkov. Género: Ciencia Ficción.
 Música: Elliot Goldenthal. Fotografía: Alex Thomson.
 Decorados: Robert Gould y Etta Leff. Vestuario: Bob Ringwood.
 Productoras: Warner Bros. y Silver Pictures. Presupuesto: ±57.000.000 $.
 País: USA. Año: 1993. Duración: 115 minutos. Color.
Reparto: 
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Personajes: 
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Sylvester Stallone 
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John Spartan  
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Wesley Snipes 
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Simon Phoenix  
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Sandra Bullock 
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Lenina Huxley  
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Nigel Hawthorne 
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Dr. Raymond Cocteau  
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Benjamin Bratt 
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Alfredo Garcia  
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Bob Gunton 
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Capitán George Earle  
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Glenn Shadix 
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Asociado Bob  
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Denis Leary 
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Edgar Friendly  
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Bill Cobbs 
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Zachary Lamb viejo 
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Grand L. Bush 
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Zachary Lamb joven  
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Steve Kahan 
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Capitán Healy 
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Sylvester Stallone 
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John Spartan  
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 (Para ver su ficha completa en IMDb, pinchar aquí)
 Argumento: En 1996, John Spartan es un policía que logra
coger al criminal Simon Phoenix. Acusado de varios asesinatos involuntarios,
ambos son puestos a congelar hasta que en 2032, cuando Phoenix se escapa tras
despertarse de nuevo, la policía de San Ángeles se ve forzada a descongelar a
John Spartan para que consiga recapturar a Phoenix ante sus oleada de
violencia.
 Crítica: Debut en la dirección de Marco Brambilla, al
servicio de un Stallone medio serio medio cómico metido en una trama que juega
demasiado a citar guiños de la ciencia ficción y cuyo tono de broma
intrascendente proporciona momentos que van de lo cómico a lo delirante sin
más, gracias por supuesto a un loquísimo Wesley Snipes, que se reserva los
mejores chistes a lo largo de todo su metraje (ese San Ángeles del 2032, muy
parecida a la descripción de la novela Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley, en que
el personaje de Sandra Bullock comparte nombre con su protagonista; Phoenix,
peleando con varios policías en plena calle, monitorizados desde comisaría: el
comentario de un casi terciario Rob Schneider es para echarse las manos a la
cabeza; Spartan, consiguiendo papel para una cosa que necesitaba hacer con
cierta urgencia: para darle al rebobinado las veces que haga falta). No sin
meter cierta crítica social y una estética un tanto grunge y desarrapada propia
de la época de un depresivo Kurt Cobain, la película tiene un cierto equilibro
entre sus diversas partes, aunque a veces es en su locura donde es más
atractiva (el instante en el que Spartan oye hablar de la Biblioteca
Presidencial Schwarzenegger: sin palabras; Edgar Friendly y sus acólitos, una
muy sutil revisión de la juventud amante de Nirvana, desencantada con la
sociedad que les ha tocado vivir; la charla entre Lenina y Spartan sobre su
habilidad para tejer: aunque pretende ser divertido, que lo es, también tiene
su punto de clasismo social). Teniendo escenas de acción tan intensas y
geniales como la del museo, o momentos de un ridículo supino como las
relaciones sexuales de Lena y Spartan, Brambilla se marca un triple por todo lo
alto con una película que proyecta unas ideas entre risibles y estupendas
(cierto chip en la mano; el comisario Earle: para darle de comer aparte). Una
gozadita como mandan los cánones.
 La Puntilla: Futuros perfectos, impolutos y sin crimen.
Traducción: el mundo convertido en un hatajo de borregos. Más o menos como
ahora.
 Mi
Valoración
 ★★★★★

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