FOTOS: EL PROBLEMA DE CREERLAS
Es uno de los elementos más
recurrentes del cine desde sus mismos inicios (a fin de cuentas, el cine es una
sucesión de fotos pasando a 24 por segundo). Y de hecho es tan socorrido que no
existe película que se libre de tirar de uno de los recursos narrativos más
básicos a la hora de afianzar la credibilidad de lo que el guión está contando,
sobretodo cuando se trata de adentrarse en la vida de una familia, adornando
mesitas y estantes de armarios. Pero, he aquí que al cabo de los años, las
fotografías (o más concretamente las fotografías familiares) han tenido una
curiosa vuelta de tuerca en su diseño. El auge de la tecnología y de las redes
sociales, la facilidad con que ésta puede crear y auspiciar todo tipo de
imágenes con una rapidez pasmosa, ha llevado a que a la hora de crear fotos, se
recurra más al mecanismo digital que al artesano. Algo que, obviamente, supone
un enorme ahorro de dinero a la hora de hacer la película, pero también una
pérdida en la manera antigua de hacerlas. Un curioso baremo con el que medir la
evolución en el cine a lo largo del siglo XX y que, con el nacimiento de
Internet, del Photoshop y demás programas de dibujo, puede componer cualquier
paisaje fácilmente...pero con el defecto básico de que el acabado puede
chirriar en lo torpe o simple con que se hace, por lo que creerse dicha
instantánea es bastante más difícil de lo que era en otros tiempos. Un problema
que evidencia que el abuso de la tecnología, en especial con el espectador
sabiendo de lo que los estudios de Hollywood son capaces de hacer con un
ordenador, de su potencia y posibilidades, a veces es más un estorbo que una
ayuda. Y es que en ocasiones basta con una simple mirada a una fotografía para
que el ojo no sea capaz de creerse lo que ve. De ahí que no estaría de más irse
a la artesanía que al puro y duro digitalismo. Pero claro, eso no supone un
enorme ahorro de dinero al hacer la película.
Nº De Serie: NC/TCM/00389. Escrito Por: The Cineman.
Publicado El: Sábado, 14 de enero de 2017.
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