“Criticaen25” es un punto de encuentro para todos los cinefilios, habitantes del séptimo planeta del sistema solar de las artes. Una propuesta amena y divertida a la par que abierta al debate y a la reflexión en la que, tan diariamente como sea posible, se irán comentando películas de todos los tiempos, con independencia de su género o fama. Un lugar en donde relajarse y disfrutar de un rato agradable en buena compañía.

Omnia Imperii Cadunt

OMNIA IMPERII CADUNT


 La pasión por una mujer desatando una guerra de diez años. Un canciller en los últimos días de un reinado de lo que iban a ser mil años. Unos soldados en mitad de una selva defendiendo un ideal que ya había desaparecido. Y todo ello, visto en títulos como Troya [Wolfgang Peterson, 2004], El Hundimiento [Oliver Hirschbiegel, 2004] y 1898. Los Últimos de Filipinas [Salvador Calvo, 2016], tienen una cosa en común: dar crónica del fin de un imperio que se las prometía felices y eternas, pero que terminó por desaparecer entre la niebla del tiempo, algo parecido a lo que narraba El Caso Farewell [Christian Carion, 2009] con la caída de la en su día ‘todopoderosa’ URSS. Porque, si de algo la historia presumir, es de ver nacer y morir imperios a lo largo del tiempo, del romano al de Carlos V («donde nunca se ponía el sol», reza su muletilla). De ver como todos intentos de alcanzar una hegemonía a escala continental y/o mundial se desintegran a medida que intentan expandirse lo más posible, casi como unos nubarrones de tormenta que cubren el cielo y descargan su furia, solo para acto seguido desaparecer entre rayos del sol y dar paso al radiante cielo azul. Desde Rapa Nui [Kevin Reynolds, 1994] a Apocalypto [Mel Gibson, 2006], y así muchas más, el cine ha sido narrador, con más o menos fidelidad, de la aparición, gloria y posterior declive de los grandes gobiernos a lo largo de los siglos, de revueltas que los hicieron desaparecer en pos de una libertad de pensamiento que sus gobernantes y dirigentes se negaban a ofrecer, en la prueba definitiva de que el ser humano no puede ser sometido, esclavizado u oprimido por el odio, el miedo y los prejuicios. Y porque su destino último es, por más que intenten evitarlo de mil modos diferentes (y el cine dará buena cuenta de ello), sufrir el destino que da nombre a este artículo. Un axioma ya demostrado y validado sin excepciones: “todos los imperios caen”.

 Nº De Serie: NC/TCM/00340. Escrito Por: The Cineman.
 Publicado El: Martes, 6 de septiembre de 2016.

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